domingo, 11 de diciembre de 2011

SI CREYERA EN LOS REYES MAGOS...

Si estos fuesen de verdad, cuántas cosas nos traerían.

En Madrid no hay belenes como otros años, ni luces tan guapas, ni alegrías, ni nada. Es como si el gobierno saliente se hubiese llevado hasta el pienso de la vaca y el buey, aparte de no pagar las facturas de la luz y dejarnos los bolsillos, más que vacíos, llenos de rotos. Si yo creyera en los Reyes, en los Magos, no en los otros, les pediría un cajón lleno de suelas para el zapatero que se va y sus secuaces, para que corran lejos. Pero antes de atarse las calzas, que se desprendan de las fortunas reunidas y mamandurrias, y que renuncien a las prebendas que ellos mismos aprobaron. Por su ineficacia, deben ser incapacitados para ejercer cualquier cargo público. Eso los mejores; los otros merecen, además, la privación de libertad.

Si los Reyes Magos fuesen legales, deberían anular todas las leyes que afectan a los políticos y traer a los entrantes un cuaderno en blanco, donde escriban una legislación nueva: el que no sirva, al paro; el que se beneficie de lo que no le corresponde, el que gaste más del presupuesto asignado o meta la mano en el cajón de todos ¡a la cárcel también! Las nuevas leyes deben exigir a los electos que acaben con todos los cargos inútiles: que despidan a los contrarios y mucho ojito con dar bola a los propios. Nada de cochazos ni tarjetas ni gastos pagados ni poderes ilimitados. Con dos mil euritos al mes —un sueldazo—, sin gajes ni horas, es más que suficiente. Antes tienen que abolir unas leyes, promulgar otras y rendir cuentas sin tanto cuento. De otra forma no podemos seguir. La solución está en la soberanía del pueblo que paga, del pueblo que con tanto recorte canta villancicos sin estribillo y come filetes de cartón-piedra; sí, del pueblo cabreado, que debe organizarse y no parar hasta ocupar todos los escaños del Congreso..., del pueblo al que yo deseo felices fiestas y feliz final de mes, ahora y siempre.

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jueves, 27 de octubre de 2011

CARLOS SASTRE, "SIN DESPEINARSE"

Todo es posible con inteligencia, sacrificio y honestidad.


Carlos  Sastre ha dejado el ciclismo, pero  no caerá en el anonimato ni en el olvido. Será siempre el héroe que ha dado fuerza y vida al universo del pedal cuando, acechado por los peligros de trampas indeseables, necesitaba la integridad de los grandes. Ahí estuvo él, demostrando que todo es posible con inteligencia, sacrificio y honestidad. Le van a echar de menos.
Nos ha quitado muchas siestas, alimentando siempre el ferviente deseo de verle campeón en cualquier puerto de su vasto reinado. Ya no estará en la competición, pero seguirá con nosotros, en nuestras sobremesas, en nuestras fiestas y siempre que él quiera. Su cercanía y su contacto con la vida real será celebrada a cualquier hora. Sabemos que él pondrá con agrado su experiencia ejemplar en la escalada de sus semejantes.
Tenía ocho años cuando le vimos por primera vez  vestido de ciclista de verdad. Fue en El Barraco, nuestro pueblo, en Julio de 1983. Se celebraba la romería de San Cristóbal y Víctor, su padre, quiso que la escuela de ciclismo que había creado se estrenara subiendo La Paramera. Fue un acontecimiento que nunca olvidaremos.
Aquel día Carlos  Sastre puso su huella profunda en el asfalto, anunciándose como un campeón en el deporte y en la vida. “Ha llegado sin despeinarse”, dijo el abuelo Eduardo cuando aparcó su 2CV, que ejerció de coche-escoba. Tan emocionado, no podía imaginar a su nieto campeón de un Tour de Francia ni titular de un palmarés de enciclopedia.
Así, “sin despeinarse”, Carlos  Sastre ha llegado al podio final de todas las rondas. Brindamos por sus éxitos y seguimos con él  en nuestros corazones, donde siempre ha estado.  Con ese cariño, deseamos que su nueva singladura le colme de  premios y satisfacciones. Nuestro aplauso será constante.
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martes, 2 de agosto de 2011

¿DE QUÉ NOS QUEJAMOS?

Creímos que todo iba bien. Hicimos colas para comprar pisos y valores en bolsa, y ahora...


Por Faustino del Monte.


Intentando sacar un poco de grano entre la paja de tanto cabreo ciudadano, se me ocurre preguntar: ¿Por qué hemos tardado tanto en indignarnos? La demora nos ha llevado a una situación insostenible: ha disminuido el sector empresarial, cada vez hay más jóvenes en busca de empleo y muchas familias no cobran nada a final de mes. Hace cuatro años, cuando alimentábamos la avaricia de las especulaciones —así construimos la crisis— nadie se movía, nadie se quejaba.

Debemos analizar nuestros comportamientos y ver qué hemos hecho mal, aunque sigamos castigando a los a los políticos por atender tan solícitos las demandas de los consumidores. Ellos, los capitostes, como saben lo que se pescan, se quedaron con las mejores piezas de los charcos económicos, y miraron al sol —al que más calienta, claro— para no ver las golferías de los grupos financieros. Mientras, las carteras modestas volaban en las burbujas de la ruina.

Nadie obligó a los asalariados a invertir por encima de nuestras posibilidades. Compramos viviendas supervaloradas sin reparar en la saturación del mercado y suscribimos valores mobiliarios pasando por alto los controles de rentabilidad. ¿De qué nos íbamos a quejar? De nada. Tan listos, sólo pretendíamos vender todo a precios duplicados para dejar de currar y vivir del cuento con las ganancias millonarias.

Pero con esos negocios fantasmas sólo ganamos más paro, embargos, quiebras y, sobre todo, indignados. Muchos hemos cogido el petate y ¡hala!, al pueblo, a pagar los tomates más caros que en los mercadillos del foro.

Aquí estamos, en las calderetas de las fiestas. Luego, como tampoco sabremos cosechar nuestro destino, nos quejaremos igual.
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jueves, 30 de junio de 2011

GESTIONAR

El que no cumpla ¡a la trena!, aunque llore.

El cabreo del pueblo ha espoleado a los políticos. Lo que para ellos no tenía límite está llegando a su fin. El poder de los gobernantes no es inherente a su persona, radica en el electorado. Elegimos a nuestros representantes, y estos deben gestionar todos los bienes del estado: con rectitud y equidad en materia jurídica, y buscando siempre el menor costo y la compensación máxima en cuestiones económicas.

Los representantes públicos se han atribuido más poder del conveniente, y así han promulgado leyes y planificado directrices a su antojo. Han despilfarrado, sin respeto ni justificación, el dinero que les hemos confiado. Todo en detrimento del bienestar social que merecemos. Así no podemos seguir. Para sanear la economía española y recuperar la calidad humana que hemos perdido hay que destituir a todos los cargos políticos, retirarles las prebendas reconocidas y nombrar nuevos gestores, eficaces, que se ganen el sueldo. Algunos serán decentes, pero la cultura adquirida hasta ahora no es buena.

Gobernar un país es más fácil que administrar una familia o una empresa. Padres y empresarios padecen una inestabilidad económica sin precedentes, sin embargo la Hacienda estatal tiene asegurada su fuente de ingresos: el contribuyente. Lo único que ha de hacer es recaudar lo justo (no como hasta ahora) para cubrir todas las necesidades que corresponden a un “Estado de bienestar social”. Sólo eso. Sobrará con ajustar los ingresos a los gastos. Ni un céntimo más ni menos. Eso sí, todo controlado por una auditoria permanente, libre y colegiada, nombrada en las urnas, no por la clase política. A partir de ahí, nuestros apoderados deberán rendir cuentas y cumplir los objetivos encomendados. ¿Drástico? No. Eso es lo que nos exigen a todos en nuestros trabajos.
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jueves, 16 de junio de 2011

TODO SIGUE IGUAL

Cada uno por su sitio y las bicis por su carril

Ya hemos salido de la vía muerta: aparcamiento de proyectos,  refugio de nuestro dolor, tras los golpes que nos da la vida con su código natural, y eco de los rugidos de la tierra furiosa, que nos habla con firmeza, airada, como harta de los daños que le hacemos. Así pensaba Eugenio ayer, cuando caminaba después de beberse los dos vasos de agua prescritos por el médico. Le gusta más el Ribera de su bodega, pero…

         A pesar de las semanas transcurridas, todavía quedan por ahí fotos de los candidatos; lo vio con miradas fugaces, sin perder de vista el suelo para no pisar las “suertes” que van soltado los chuchos en la acera; ellos tienen espacios arenosos, exclusivos,  para que hagan sus necesidades, pero nada; infectan todo y la culpa se la llevan los pepinos. Sin embargo, él no encuentra urinarios públicos donde aliviarse después de tanto beber. “¡Hay que jeringarse!”, se queja Eugenio.

           Sigue su camino y, por fin, evacua en un lugar escondido, detrás de un montón de ladrillos olvidados en una de esas construcciones de nunca acabar, quizá afectada por la sequía financiera de alguna caja de ahorros.  Retoma su marcha por las calles más céntricas de la ciudad. En las esquinas hay  más pordioseros que antes. Se para en un semáforo, justo al lado de un bar que tiene la tele a todo volumen. Oye que el locutor habla de la toma de posesión de los alcaldes, del déficit de los ayuntamientos, de otro caso de corrupción y de las reivindicaciones ciudadanas, que los políticos no saben o no quieren interpretar. No dicen nada de las catástrofes de Lorca y Japón… Se abre el semáforo; cruza. Un ciclista que circula entre los peatones casi atropella a un grupo de transeúntes.

Mucha promesa de cambio, muchos ladridos diferentes, pero después de las elecciones todo sigue igual.

jueves, 19 de mayo de 2011

CUENTO EXPUESTO EN LA BIBLIOTECA DE MÓSTOLES

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"Costó hacerle entender que aquel tren, sobre raíles muertos, no le llevaría a ninguna parte".

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jueves, 12 de mayo de 2011

EVASIÓN DE CAPITALES

Los bancos suizos son los elegidos por los evasores de capitales

El jueves pasado, sin noticias de las monjitas ricas de Zaragoza, reflexionábamos sobre el dinerillo y los dinerales que no pagan impuestos. Ambas pillerías, faltas fiscales, pueden tener rango delictivo. Pero es peor la evasión de capitales, más practicada por titulares de grandes fortunas. No sólo dejan de pagar impuestos en España sino que, además, nos privan de su potencial económico y de la riqueza que genere.

Ante la posibilidad de no pagar a Hacienda, cualquiera comprenderá que los ricos aparquen sus millones en paraísos fiscales. Pero esa comprensión no ha de oponerse —todo lo contrario— a que la inspección fiscal investigue y exija a los defraudadores el tributo que les corresponda. Hacienda cobra en el acto el IRPF a los trabajadores, pero su ineficacia es manifiesta cuando se trata de controlar a los grandes potentados.

Gracias a un chivatazo del gobierno francés, ahora se inspeccionan en España a 650 evasores con más de 6.000 millones de Euros en Suiza. Muchos quedarán impunes por prescripción administrativa. De momento, sólo han incoado actas a 293, que ya han pagado 260 millones de Euros. Eso no es nada si lo comparamos con los 35.000 millones que la Hacienda española ha dejado de recaudar en 2010 por los 7 billones de Dólares escondidos en paraísos extranjeros.

Estas evasiones, producidas por lo mal que sabe pagar impuestos, muestran además la desconfianza de los grandes capitalistas, que prefieren poner sus dineros en lugares seguros, aunque la renta conseguida sea menor. Sin ir más lejos, y con el corazón donde lo tenemos todos, cualquiera haríamos lo mismo, sobre todo viendo el destino tan poco provechoso y el escaso respeto que conceden a nuestros impuestos.
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Mila Aumente presenta novela. No te pierdas la entrevista AQUI 

jueves, 5 de mayo de 2011

FRAUDE FISCAL

El dinero negro puede resolver necesidades perentorias en familias en precariedad  absoluta.

Hacienda está buscando empresas, autónomos y profesionales liberales que no pagan impuestos. Los administradores públicos han prometido una amnistía a los defraudadores que salgan de la oscuridad y den la cara. La caza vendrá luego, y no tendrán más remedio que declarar y pagar. ¿Quién sale primero?

En esto de la economía sumergida hay muchas reflexiones, pero tranquilos, con una será suficiente. Solo diré que es como una moneda falsa, de uso muy común, con su cara y con su cruz.

La cara de esa economía ajena al fisco puede estar resolviendo necesidades perentorias a familias en precariedad absoluta: unas sin más remuneración que la procedente de chapuzas ocasionales; otras con ayudas y subsidios mínimos e insuficientes. No justifico nada, pero debemos saber que con esos ingresos no declarados capean el temporal de la pobreza más crítica. Como contrapartida, no protestan, no piden y callan para disimular su pecado. De no ser por esas trampas, muchos ya se habrían sumado a la indigencia o estarían quejándose públicamente. Eso sería lo mejor, presentarse ante los políticos y mostrarles la realidad cruda, tal cual.

La cruz de las economías soterradas está en la ociosidad de las fortunas opacas, que daña seriamente el bienestar general. Tampoco pagan impuestos y, lejos de cubrir necesidades, no producen; no crean puestos de trabajo; retiran de la circulación cifras elevadas, computables en los presupuestos sociales, cada vez más deficitarios, y potencian la práctica de la insolidaridad y la injusticia agraviando a los contribuyentes que sí cumplen, aunque sea a disgusto, con la hacienda de todos. Y lo peor: se benefician los que más tienen a costa de empobrecer a los más necesitados.

jueves, 28 de abril de 2011

INDIGENTES

El alcalde de Madrid  quiere prohibir el uso privativo de los espacios públicos

He traído a los indigentes hasta estos arrabales de la reflexión animado por el comentario que puso mi amigo Emilio Porta en la entrada que titulé Limpieza municipal (y III).

En la vorágine desenfrenada de la precampaña electoral, el alcalde de Madrid quiere limpiar las calles de mendigos. Para ello, ha pedido una ley estatal que prohíba “hacer uso privativo de los espacios públicos”. ¡Ahí queda eso! Tanto el señor Gallardón como la señora Aguirre dicen que “no se entiende por qué los indigentes prefieren dormir en la calle habiendo plazas libres en los albergues”, y a la vez recortan un 27% las subvenciones destinadas a estos servicios.

Respondiendo a esas palabras y decisión, los sintecho han dicho: “preferimos pasar la noche al raso porque en los albergues no hay tranquilidad, hay pocos empleados y necesitamos algo más que una cama”. Por su parte, trabajadores sociales y ONG aseguran que “los albergues de Madrid, además de insuficientes, son como almacenes, donde solo se da una atención de emergencia, con pocos recursos”.

Hay discrepancias entre las opiniones de unos y otros. Cada cual sacará sus conclusiones, todas serán respetables; pero lo más sangrante es que, gastando los dinerales que se gastan en guerras, en trajes, en crear empresas fantasmas y en otros trinques, haya seres humanos que duermen en la calle.

La libertad del individuo le permite pernoctar donde le plazca, mientras no quite la cama a nadie, pero cuando alguien opta por pasar la noche a la intemperie, en pleno invierno, su enajenación mental está decidiendo por él, y esto es algo muy grave. Llegado ese momento, las autoridades deben pensar en algo más que en los albergues; sobre todo, en tomar soluciones eficaces y olvidarse de leyes que no sirvan para nada.

jueves, 21 de abril de 2011

TERRAZAS

"Los pobres hosteleros, bien castigados ya, ahora tienen que afrontar nevos gastos"

Parece que cuestiones importantes como las que afectan a los mayores, condenados a la escasez de residencias, cada vez más caras, quedan veladas por otros asuntos, quizá creados para distraer las miradas insidiosas. Los capitostes de turno se equivocan, pues en el pecado llevan su penitencia.

En estos días se está hablando mucho de la instalación de terrazas exteriores en locales de hostelería. Nada nuevo. Es el paisaje que empieza a instalarse en nuestros pueblos y ciudades con la llegada del buen tiempo. Sin embargo este año, los manoseados barros de la Ley Antitabaco han traído pucheros tempranos, abundantes y con guisos para todos los gustos. De momento los medios municipales, los de comunicación y los de asociaciones gremiales solo se han hecho eco de lo que importa a las cajas registradoras de los distintos negocios: medidas de la ocupación, solicitudes, licencias, uniformidad en el diseño, publicidad, ornamentación complementaria y otros detalles que comparan nuestros bares con los de Londres, Paris o los países escandinavos. Y todo, como decía, para obligar a los pobres hosteleros, bien castigados ya, a afrontar nuevos gastos.

Más valdría que los encargados de firmar normas y leyes pensaran más en la contaminación ambiental —acústica— y, sobre todo, en la buena convivencia y armonía de la vecindad. Digo esto porque, la otra tarde, casi calurosa, cuando televisaban un partido, el dueño de un bar periférico se las ingenió para que sus clientes fumadores siguieran el encuentro desde la terraza. El ruido del aparato y las voces de los más entusiastas, al parecer, molestaron a algunos vecinos y se organizó la bronca que nunca debió empezar. Ojalá solo sea un caso aislado, pero que sirva a la hora de legislar.

¿Otra Ley? Si, pero por favor, que sea justa y eficaz.

jueves, 14 de abril de 2011

LIMPIEZA MUNICIPAL (y III)

El poder de los Euros siempre está en manos de los que más trienen

Las limpiezas planificadas desde los medios municipales no cesan. En Madrid todavía quedan lodos en torno al chabolismo, que el actual gobierno municipal prometió erradicar en 2011. No está siendo fácil, y eso que desde 2003 han desmantelado 1970 chabolas y realojado a más de 4000 familias. Muchas almas parecen. Son datos políticos y, por tanto, poco fiables. Tampoco hay que fiarse de la cifra confesada en ese enjuague: 14,2 millones de Euros dicen que se han gastado.

Este jalbegado está levantando mucho polvo. Madrid no está limpio de chabolas, ni mucho menos, digan lo que digan. En las postales turísticas no se ven, claro; ni en el “Madrid Río”, ni en la playa fantasma del Manzanares, que es lo que ahora toca vender. El Ayuntamiento destruye las infraviviendas del sur y los gitanitos se van al norte. Luego, cuando estorban otra vez, los realojan en viviendas sociales. No a todos, solo a unos pocos, los justos para lavar la conciencia municipal. Y esto, ya se sabe, produce ampollas que escuecen a los madrileños parados que no pueden pagar sus hipotecas. Así es comprensible, y lamentable, que se pierda el sentido de la solidaridad en la misma medida en que disminuye el poder adquisitivo. Los contribuyentes no ven con buenos ojos que otros se beneficien de los impuestos que ellos pagan.

Como los ciudadanos ya no se fían de casi nada, cualquiera puede pensar que este fregado tampoco se enjabona con la pulcritud y la salvaguarda de los derechos humanos de los que más sufren, sino con los dinerales procedentes de los terrenos recalificados donde estaban las chabolas, que se están destinando a la construcción de viviendas caras o a la ampliación de zonas industriales. Lo de siempre. Más mentiras y el poder de los Euros en manos de los que más tienen.
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jueves, 7 de abril de 2011

LIMPIEZA MUNICIPAL (II)

Con eficacia desaparecerían las putas y los putos de los mapas callejeros.

Continuando con la limpieza del pasado jueves, algunos candidatos autonómicos y municipales están pensando en erradicar la prostitución de calles, parques, polígonos y cunetas; sobre todo en distritos donde los votantes pueden quitar y poner. Ese fregado urbano, además de difícil, será poco eficaz. Tampoco servirá de mucho la decisión del Consejo de Estado, que intenta suprimir los anuncios de prostíbulos en la prensa, como si eso fuese una solución.

Una iniciativa así es motivo suficiente para suspender a nuestros políticos y no votarles; a ninguno, por mucho que quieran mantener o conseguir el sueldecito oficial. Sin pensar mucho, se deduce que para acabar con la prostitución callejera lo mejor es legalizarla en toda regla: con papeles, con derechos y también con obligaciones. Conseguido esto, sería el momento de prohibir ese comercio en plena calle, igual que se prohíbe lavar los coches en la vía pública. No debe ser complicado.

Admitida la prostitución como un trabajo más, el paso siguiente sería ubicarla, como cualquier otra actividad, en lugares apropiados, como hacen en Ámsterdam, por ejemplo. Así se solucionarían muchos problemas. Para ello hay que censar a las/os profesionales que elijan ejercer libremente, y después proteger, pero de verdad, no como hasta ahora, a quienes practiquen el oficio por necesidad y bajo presiones de mafias y proxenetas, que exigen firmar a sus explotados —chicos y chicas— hasta la renuncia a la vida.

Esa limpieza de chulos y maleantes no será fácil. Tampoco será barato cambiar la suerte de las víctimas, pero con una legislación adecuada y parte del dinero que se gastan en las guerras, que no deberían existir, desaparecerían las extorsiones y las putas y los putos de los mapas callejeros.
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jueves, 31 de marzo de 2011

LIMPIEZA MUNICIPAL (I)

Foto Vinuesa

Ya sé que muchos estáis pensando en limpiar las poltronas de los Ayuntamientos. Todavía, no. De momento solo vamos a reflexionar sobre los cambios que van a experimentar nuestros pueblos y ciudades con motivo de las próximas elecciones. Algunos alcaldes no han quitado el polvo de las calles ni el día de la función y ahora, para seguir en el sillón, hacen cualquier cosa con tal de que sus pueblos lleguen a los comicios como si estuviesen recién hechos. Y eso que todavía no ha empezado la fiesta de verdad, o sea, la de las mentiras, que tendrá lugar entre los días 6 y 20 de Mayo. Será como un gratis total donde todo vale. Hasta creerán que nos van a engañar. Pues no. Ya hemos visto antes la película y sabemos cómo acaba.

Los candidatos saldrán a la calle eufóricos, dispuestos a empapelar todo con sus fotos municipales y autonómicas, fotos retocadas, con sonrisas y todo, sin atisbos de ese mal gesto, asesino, que nos pusieron cuando les preguntamos por aquella partida presupuestaria cuya aplicación ahora no se ve por ningún sitio. No, esa cara de mal vino no saldrá. Escucharemos las promesas bonitas de siempre en las visitas a los colectivos más numerosos y sensibles.

Cuando todo termine, ¿quién se acordará de lo prometido? Unos se irán a casa derrotados, por no decir con el rabo entre las piernas que suena muy mal, y otros a celebrarlo con cava nacional, aunque la revolución proletaria vaya por dentro. Sí, pero ninguno quitará sus pasquines de vallas y fachadas, que afearán el paisaje hasta que lleguen las otras tormentas, las del verano.

El próximo jueves seguiremos repasando el panorama más próximo. Veremos en qué limpiezas se emplean los aspirantes a ediles y munícipes.
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jueves, 24 de marzo de 2011

EL PRECIO DE LAS GUERRAS

Mintras no depongamos las alarmas no encontraremos la felicidad.

Cuesta trabajo entender para qué sirven las guerras. No sabemos muy bien cómo empiezan, pero siembre vemos sus resultados finales: grandes pérdidas en cada batalla ganada, aunque el bando vencedor haga muescas triunfales en su sarta de medallas, con el cuchillo de matar.

Mientras no depongamos las armas y luchemos solo con el diálogo, no conseguiremos aproximarnos a la felicidad. Si seguimos matando, no servirán para nada los esfuerzos que hacemos por conquistar todo, porque ese todo solo será sufrimiento y pobreza. Que pregunten a los libaneses de Bengazi, Al-Marj o Ajdabiya, ciudades devastadas de Libia.

Producir esas ruinas, materiales y humanas, habrán costado dinerales incalculables, y más, mucho más, reparar los daños causados. Los gobernantes que mueven los hilos de la UE y la OTAN no piensan en eso; les atrae más emplearse en conseguir el mando militar contra Gadafi. Enzarzados en ello andan los unos y los otros. ¡Qué vergüenza!

Si los responsables fuesen normales, y en lugar de hacer negocios con las vidas y otras monedas de cambio condenable, sumaran todos los presupuestos bélicos de sus respectivas naciones y supieran ver lo que se puede hacer con tanto, a lo mejor no disparaban ni un tiro. Eso contando con que sus corazones tuviesen un pálpito —solo uno— de sensibilidad.

Según información reciente de la Ministra de Defensa, Carmen Chacón, la participación de los ejércitos españoles en esta guerra de Libia nos va a costar 25 millones de Euros. En 2010, las misiones de nuestros militares en el exterior costaron casi 800 millones. Muchísimos, con los que se podría quitar mucha hambre, dar mucho bienestar y administrar justicia coherente a los pueblos que sufren, ¿no creen?

jueves, 17 de marzo de 2011

¡OOOOLÉ! (y II)

No reciben a nadie, sólo limosnas en billetes de 500€

En el camino de vuelta, desde Zaragoza a Madrid, no pude dejar de pensar en los hechos que me llevaron a tierras aragonesas. Hay materia para muchas reflexiones concluyentes:

Se barajan varias cantidades robadas a las Cistercienses, pero ellas dicen que sólo son unos ahorrillos; cuestión subjetiva del concepto de las cifras. El gremio de ladrones y butroneros debe estar muy mal —ya lo he dicho otras veces— cuando se dedican a robar cepillos en los monasterios, en lugar de atracar a los bancos, como dios manda. La policía está más ocupada en averiguar el origen que el paradero de los billetes desaparecidos; parece como si las delincuentes fuesen las pobres religiosas, o que ellas no pudiesen ser ricas. ¿Por qué los políticos sí y ellas no? Los primeros no dicen cómo se lo llevan, tampoco pagan al fisco. Las monjitas sí que dicen como ahorran: reuniendo limosna a limosna, haciendo trabajillos diversos y con mucha austeridad. Las autoridades del trinque pretenderán ahora que las saqueadas se confiesen ante Hacienda. Ellas dirán que no, natural; ya se confiesan con Dios (con mayúsculas) todos los días.

Lo primero que tiene que hacer el ministro de los dineros y todos los ministros es declarar lo suyo y pagar; y luego aprender de las monjas aragonesas a conseguir superávit en los balances de ingresos y gastos, para gozar de tesorería excedentaria. A lo mejor, sin mucho esfuerzo, ven que hay que producir más y derrochar menos: menos coches caros, menos comilonas, menos viajes pagados, menos escoltas, menos políticos y cargos inútiles y ningún pelotazo ni “eres” fraudulentos. Así que hala, a trabajar. Y ¡Oooolé por las monjitas! Un premio para ellas. O dos, si invierten sus ahorrazos en iniciativas que mejoren la vida de los demás. Amén.
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domingo, 13 de marzo de 2011

¡OOOOLÉ! (I)

Imposible entrar. El convento está rodeado de prensa y curiosos.

Pido perdón por no llegar a tiempo a la cita del jueves. La demora está justificada. Puedo explicarlo todo.

Enterado del robo que han sufrido las monjitas mañas de Santa Lucía, pensé ofrecerles una buena nueva, sustanciada en NETWRITERS, S.L. (NW), proyecto acorde con sus consignas religiosas: compartir, hacer amigos, etc. Todo en el mundo de las letras, del arte en general. Con ese objetivo me fui a Zaragoza, convencido de poder ayudar.

Los alrededores del convento estaban tomados por periodistas especializados, prensa del corazón, patrullas policiales, pobres pidiendo y curiosos que no daban nada. Con tanto estorbo, imposible entrar. Decidí llamar por teléfono. Hablé con la superiora. Le dije que sentía mucho lo del atraco. Me aseguró que ella, más. Me atreví a decirle que, siendo tan listas y juiciosas, suponía que no tendrían todas las gallinas en el mismo corral, que guardarían más billetes en otros escondites y que los zorros del dinero podrían volver. Le aconsejé invertir en NW, con posibilidad de suscribir tantos bonos como quisieran en una emisión única. Sus ahorrillos estarían seguros y cobrarían buenos intereses. Todo legal. También le expliqué que NW ejercería de expositor universal para las obras de la “hermana pintora”; y además, a través de la red, podrían explicar al mundo cómo tener más con tan poco, cómo reunir millones con unos ingresos modestos y limosnitas de nada.

Todo fue del agrado de la abadesa, pero de momento, habiendo tanto revuelo, tenían que esperar, dijo. Confidencialmente me advirtió que ya había tenido ofertas similares: de la familia Ruiz Mateos y de varias Cajas de Ahorros con problemas de liquidez. Le gustó eso de NW. Me dio las gracias por todo y colgó.

Y yo, hala, a Madrid otra vez.
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jueves, 3 de marzo de 2011

RECTA FINAL

Los decentes tienen todo muy difícil, pocos tendrán suficiente para pagarse una residencia

Después del Instante Inexorable de la muerte del padre de Juan, mis personajes, que no quieren dejar de sentir dolores, dicen que ven llegar la jubilación, y lo hace muy deprisa, a pesar de venir cargada con una mochila llena de incertidumbres.

A sus edades, deberían atisbar un horizonte placentero, de esperanza, después de tantos años cotizando, pues no. Dándole vueltas a la imaginada rueda del futuro, su porvenir no parece muy halagüeño. De los hijos, según está el mundo, no esperan mucho, y de los “estados de malestar” intuyen mucho palo y poca zanahoria.

Con estas perspectivas, temen el momento en que, por desgaste físico, tengan que depender de terceras personas. Juan Cruz, el protagonista de La otra mirada, apostilla que, además de la pena de verse en un estado decrépito, hay que pensar en el dineral que costarán los cuidados de los mayores. Todos no van a tener la suerte de Zacarías, del que se ocupa Glori y le paga una buena residencia. Ninguno de esta pandilla espera algo así, y ninguno tendrá suficiente para pagarse esos gastos con la pensión y los escasos ahorros que puedan tener.

El protagonista de El camino que no era, desde el otro lado de las rejas, que por no tener no tiene ni nombre, dice que los decentes lo van a pasar muy mal. Sin embargo él, un ratero de tres al cuarto, se ríe del mundo: sin cotizar ni pagar impuestos, tiene resuelto eso de la residencia. Pronto quedará en libertad, pero asegura que ya sabe cómo volver a la cárcel para disponer de techo, comida, médicos, cultura... Todo gratis, a costa de los que pagan al fisco, que, por falta de posibles, no quieren hacerse viejos. Los contertulios se han enfadado mucho, claro, pero alguno ya está pensando cómo robar la caja de Hacienda o secuestrar a un ministro.
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NOTA: Para una mejor comprensión del texto hacer clic sobre lo escrito en rojo y leer.

jueves, 24 de febrero de 2011

GARANTÍAS

Los bancos siempre exigen avales. Llegado el caso, hay que pedir lo mismo que ellos


Lamento comprobar que lo explicado en mi artículo “Los bancos inmobiliarios”, publicado en esta misma etiqueta el día 13 de Enero/2011, ya se haya hecho realidad en empresas de Nueva Rumasa.
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Así hemos visto cómo los bancos ceden los capitales que reciben de terceros, con una fecha fijada para su reintegro o devolución. Pero resulta que ahora, por los motivos expuestos, no pueden cumplir con sus compromisos, tampoco pueden prestar. Los propios ejecutivos de algunas entidades no han cobrado sus pluses de producción.

Esa falta de liquidez puede originar la intervención o quiebra de algún banco o caja de ahorros, con los consiguientes perjuicios económicos para todo el país. Pero antes de irse a pique, las entidades afectadas buscarán dinero a cualquier precio. Volverán las “guerras de pasivos”, un río revuelto donde ganarán los afortunados que hayan podido ahorrar. Ellos dispondrán de la materia prima codiciada por las entidades financieras, y recibirán ofertas tentadoras para suscribir productos de elevada rentabilidad.

Los que tengan huchas acaudaladas deberán valorar la calidad más que la cuantía en sus operaciones. El ahorrador es quien presta su dinero al banco y, por ello, deberá pensar un poco como los bancos. Lejos de la letra pequeña, hay que requerir avales donde queden cautivos/pignorados bienes reales, no sólo del propio banco también de los principales gestores responsables. No es ninguna locura. Ellos lo hacen siempre; no sólo quieren asegurarse la capacidad de reembolso, además amarran la recuperación de su dinero con los bienes y los males de toda la parentela. Llegado el caso, hay que exigir lo mismo que ellos. Si los consumidores tienen que asociarse, que lo hagan. Eso mejor que pagar los rotos de otros.
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No dejes de leer: OPRESIÓN (poema) y UN INSTANTE INEXORABLE (Cuento)
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jueves, 17 de febrero de 2011

CONTADOR, PITOS Y APLAUSOS

Todos contentos, pero que nadie quede impune si imcumple las normas

Alberto Contador ya puede respirar tranquilo después de haber recibido la absolución. Pero no hay que olvidar que durante seis meses ha soportado la losa acusadora del doping. ¿Injustamente? Hay muchos pitos que repartir, y algún aplauso.

Pitos para la Unión Ciclista Internacional, para la Agencia Mundial Antidopaje, para el Tribunal de Arbitraje Deportivo y para la Real Federación Española de Ciclismo; siendo estos los organismos responsables de velar por la autenticidad del deporte, del ciclismo en particular, no han sabido ponerse de acuerdo. O se guían por normas diferentes o las interpretan con distintos criterios, como lo prueban sus discrepancias sancionadoras. Pitos también para la prensa extranjera, que sin haberse agotado los plazos legales para recurrir, ya han criticando el perdón. Y pitos fuertes, con manteo y pilón para los líderes del PSOE y PP, que deberían haber callado en aras a la libertad de las entidades competentes.

Aplausos ¡ya era hora! para Contador. Se los merece porque, a fecha de hoy, es inocente y hay que resarcirle del calvario que ha sufrido durante seis meses. Ahora será él quien exija recompensas por los agravios recibidos. Nos alegramos por él, pero que nadie quede impune, si incumple las normas.

Si, como dicen unos y otros, todos tienen razón, ¿a quién hay que inculpar? ¿Quién corre con los gastos del estropicio? Alguien dirá que toda la culpa es de la ternera de marras. Sí, de la ternera; no del que la crió. Menudas son las chotas, lo mismo dejan al vaquero sin calzoncillos que se levantan una noche resfriadas y se maman todos los frascos de anabolizantes que haya en el botiquín. Seguro que hizo eso. Ella es la culpable, pero nadie actuará. Como se la han comido y ya no está para pagarlo…
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jueves, 10 de febrero de 2011

¿QUÉ TAL?

Los inmigantes llegaron un día a España, seguros de encontrarse con la tierra prometida.
Ahora se van porque no tienen trabajo.
  
Mal, aunque dijera la canciller alemana Ángela Merkel que “España ha hecho los deberes y va por buen camino”. Nadie discute que el camino sea bueno, pero los hallazgos son malos y las cosas del dinero no están bien. Lo veremos si nos damos una vueltecita por los alrededores más próximos:

El Ayuntamiento de Fuente el Saz está inmerso en un expediente de regulación de empleo (ERE) porque no puede pagar a sus trabajadores. Los hosteleros de Madrid aseguran que registran unas pérdidas de casi el 30%; así, muchos negocios han cerrado indefinidamente. El precio de las viviendas de segunda mano ha bajado un 6%, y en el mercado de alquiler la morosidad es alarmante. En un pasado muy reciente los telediarios anunciaban la entrada masiva de inmigrantes ilegales procedentes de África, ahora ya han empezado a saltar la valla para volver a su país, después de quedarse aquí sin trabajo. Si las entidades financieras presentaran sus balances sin trampas y las inspecciones de los organismos (in)competentes actuaran como deben, veríamos la debilidad del sistema financiero; para muestra sirve un botón, digo Botín, que sólo ha ganado este año más de ocho mil cien millones de Euros (¡pobre!), un 8,5% menos que el año pasado.

Por último, en uno de los barrios ricos del Madrid postinero, hemos podido saber que los cacos se llevaron de una caja de ahorros, a golpe de cuchillo y pistolas, once mil Euros. Fueron detenidos, y la policía averiguó que las armas de fuego las habían comprado con una tarjeta sin fondos en las rebajas de una juguetería, y que el navajón lo cogieron del escaparate de la propia entidad, donde mostraba la cacharrería que regala a los clientes cuando compran cualquier producto de su oferta.

Y ahora, respondan, ¿qué tal? Muy flojo todo, ¿no?


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jueves, 3 de febrero de 2011

EDUCAR

"Educar a los niños para no castigar a los hombres" (Pitágoras)

Esta reflexión no sólo viene a cuento por las prohibiciones implícitas en la nueva Ley Antitabaco, asunto del que prometí no hablar más. Eso es mucho decir, pues todos sabemos que prometer… Pero no se preocupen, sólo será un apunte sobre la discriminación y el acoso que sufren los fumadores por carecer de espacios adecuados para practicar su vicio.

Ante los placeres de unos y los disgustos de otros, este servidor sólo hace un llamamiento a la necesidad de educar. Si desde pequeños nos hicieran entender lo que está bien y lo que está mal, dentro de las libertades del ser humano y del respeto que debemos a los demás y a nosotros mismos, después no tendríamos que soportar tantas regañinas y prohibiciones. Ya lo dijo Pitágoras, que bien listo nos salió.

Bien claro me lo decía ayer un fumador que, con otros colegas de cajetilla, se refugiaba a la puerta de un bar, alredor de una estufa. Reclamaba que, puestos a prohibir, las autoridades deberían hacer cumplir también otras leyes que están muy olvidadas. Además, pedía que averigüen qué comportamientos molestan y que los prohíban también

Que empiecen con los móviles, decía, de los que nadie informa lo suficiente sobre las radiaciones que emiten. Hay que ver lo que giban los chicos y los grandes con ellos, hablando en cualquier sitio. Rompen la paz en el autobús, en el metro o en el ambulatorio, generalmente con muchos decibelios, también contaminantes, y nadie dice nada. Ese fumador se quejaba de que había conversaciones privadas que se hacían públicas sin ningún respeto, y que a nadie le importan las broncas de parejas, que se oyen a voces molestando a los demás.

Ya me dirán si lo uno y lo otro, las voces y las riñas, no requieren un repaso de educación. Vamos, digo yo.
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jueves, 27 de enero de 2011

MÁS INJUSTICIAS

Los servidores públicos que no cumplan con su deber, ¡a los leones!

No voy a seguir con las injusticias que sufren los fumadores y los que no fuman. Ya está bien de tanto humo. Sin embargo, si que voy a seguir reflexionando sobre los desafueros de otras leyes o costumbres con rango de ley.

Me dio la idea Francisco Matilla, personaje de EL PREMIO (clic para leer). Sus quejas sobre las diferencias sociales y económicas parten del debate mantenido entre los políticos acerca de sus sueldos y las pensiones que cobrarán después de pasar por los escaños del Congreso o del Senado.

Los mandatarios públicos cada vez hacen menos uso del consenso cuando trabajan en beneficio del contribuyente. Sin embargo, para fijar sus asignaciones y prebendas la unanimidad es inmediata.

Cualquier currito de los que cogemos el metro cada mañana tampoco discutiríamos con los compañeros de turno para pactar unas retribuciones fijas superiores a cinco mil eurazos; eso sin contar con los gastos de libre disposición o los tapabocas, que ni se ven ni cotizan. ¡Hay que jeringarse! Y encima, con once añitos de permanencia, cobran el 100% de la pensión máxima. Algunos, con un cinismo sin atisbos de vergüenza, se atreven a decir que es lo justo, dada la importancia y los sacrificios que les exige el trabajo.

A cualquier trabajador nos pone el sueldo el jefe que nos paga, y si no cumplimos, a la puñetera calle. ¿Por qué los políticos tienen que ser distintos a los demás? Otra injusticia.

Si no cambian las leyes y los ciudadanos no podemos poner el sueldo a nuestros servidores públicos y prescindir de ellos por ineptos, sin necesidad de elecciones, tendremos que repasar la biografía del Marqués de Esquilache. Quizá nos aporta ideas sobre lo que convendría hacer.
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jueves, 20 de enero de 2011

FUMADEROS

El humo es lo único que pulula con plena libertad.

Los responsables del orden todavía no han acabado con los grupos que se reúnen de día o de noche para beber en plena calle, y ahora, además, tendrán que ocuparse de los pobres fumadores, ateridos en rincones callejeros, casi clandestinos, donde dejan las toses, las colillas y sus malos humos.

La nueva ley antitabaco, que como tantas cosas palaciegas se ha hecho a plazos y mal, también ha quedado incompleta: no contempla la posible existencia de fumaderos. ¡Mecachis! ¿Dónde se toman sus güisquis los bebedores? ¿Dónde buscan la suerte los tahúres? ¿Dónde se juega a los bolos? O ¿dónde se practica el amor de pago? Cada actividad, cada vicio, tiene su escenario. Cuesta entender por qué los fumadores no tienen, como todos, su espacio.

Con esto se pone de manifiesto, otra vez, la ineficacia de esta ley y su contenido discriminatorio. Los legisladores podrían haber legalizado los fumaderos y, de paso, inventarse un canon especial para hacer caja. ¡Qué ineptos!

No han sabido preservar todos los derechos de los no fumadores, y encima coartan la libertad del que quiere fumar. En primer lugar, los que no fuman tienen que aguantar el parloteo de los fumadores en la calle a cualquier hora, la presencia del humo —el único que pulula con plena libertad— y el decorado que pintan las colillas por los suelos. A todo esto, a los del cigarro no se les facilitan las cosas para que puedan envenenarse a su gusto; eso si, sin molestar a nadie.

Quizá lo que pretende esta ley es que los fumadores dejen el tabaco y se libren de enfermedades y sufrimientos. Si es así, que se diga abiertamente y, en lugar de abrir fumaderos, que acaben con las tabacaleras y cierren los estancos. ¿Lo uno y lo otro? Las leyes no serán tan torpes, no; pero algún día…
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jueves, 13 de enero de 2011

LOS BANCOS INMOBILIARIOS

Hay casas que nadie las compra; otras, como esta, no se venden

Expreso mi agradecimiento más sincero a los lectores que se han acercado a estas páginas. María Eugenia Adame, de Almendralejo, muy interesada, me pide que explique “por qué los bancos afectados por el sector inmobiliario ofrecen panoramas peligrosos” (Ver Jueves, día 30-12-10). A ello voy.

Todos sabemos que el negocio inmobiliario fue el motor de la economía española durante muchos años. Se construyó tanto, que en algunas capitales de provincias hay ahora más viviendas que habitantes. Muchas de esas viviendas están sin vender. Los compradores se apartaron del mercado cuando empezó esta crisis que padecemos en medio mundo.

La mayoría de las construcciones estaban financiadas a 80/20: 80% con préstamos hipotecarios subrogables a largo plazo; el 20% restante lo aportaba la empresa promotora. Ésta recuperaría su dinero, más los beneficios, cuando vendiera y firmara las escrituras de compra-venta, y a partir de ese momento los compradores devolverían al banco el préstamo, más los intereses, mediante cuotas y plazo pactados.

Con las casas sin vender, las empresas implicadas no pueden recuperar su dinero y los bancos, tampoco; pero estos siempre cobran. En este caso, con los pisos. Así garantizan su inversión y no descubren los ratios de morosidad, síntoma de ineficacia. Bien, pero muy mal, porque con esto los banqueros han incorporado a sus activos el valor de las viviendas que financiaron, pero no tienen dinero; y así no pueden dar crédito ni hacer préstamos a empresas que han sido siempre productivas, y que ahora, por falta de la financiación que siempre tuvieron, están cerrando y dejando a sus trabajadores en paro. Un panorama, como decía, peligroso y desolador, ¿no?

Creo que me he explicado con suficiente claridad.


(C) Alejandro Pérez García

jueves, 6 de enero de 2011

ASÍ NO PODEMOS BRINDAR (y II)

Por chorizo - por difamador.

Brindamos en Nochevieja, sí, pero sólo fue un simulacro para no velar la alegría de los más jóvenes, que no ven la sequía económica y de valores en los campos yermos de nuestra sociedad. El año se fue entre rabietas. Bien se encargó él de rompernos antes las muñecas para que no aplaudiéramos.

Yo sigo con mi copa Laveguilla,  creación única de mi amigo el ribereño Epifanio García del Pozo, autor del libro La Armedilla. Un Monasterio Olvidado, a cuyas sombras sigo reflexionando sobre las noticias que me sorprendieron el otro día en la cadena donde trabaja Luís Balín (*).

 Saltó otra vez el nombre de un alto cargo político que, presuntamente, habría metido la mano en la caja pública. Después de varios meses desde los primeros rumores, nunca más se supo. Si lo presunto fue probado, lo justo es que el ratero vaya a la cárcel. Pero si todo quedó en un bulo, también es justo que el difamador pague por ello, y se diga.

 Otra: Cada vez hay más violencia de género. Las autoridades se preocupan de hacer leyes que castiguen al agresor. Nunca serán suficientes, mientras no analicen las causas de estos desmanes y acaben con ellos. Es un mal social que no se cura solo con condenas. Prevenir, mejor que curar.

 Hablando de leyes, llama la atención el vacío legal sobre los derechos de autor, centrado en la descarga cibernética de obras de arte, especialmente de música, que está dejando en la miseria a compositores y empresas relacionadas con el sector: editores, distribuidores, tiendas, etc. Aquí, como en el caso anterior, la pena no hace justicia a la víctima.

Los casos comentados no animan a la fiesta, máxime cuando el contribuyente ve que sus impuestos no son aplicados con coherencia y eficacia. Así, ¿cómo vamos a brindar?
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(*) Si pinchas sobre lo subrayado y en negrita descubrirás otras lecturas.