jueves, 31 de marzo de 2011

LIMPIEZA MUNICIPAL (I)

Foto Vinuesa

Ya sé que muchos estáis pensando en limpiar las poltronas de los Ayuntamientos. Todavía, no. De momento solo vamos a reflexionar sobre los cambios que van a experimentar nuestros pueblos y ciudades con motivo de las próximas elecciones. Algunos alcaldes no han quitado el polvo de las calles ni el día de la función y ahora, para seguir en el sillón, hacen cualquier cosa con tal de que sus pueblos lleguen a los comicios como si estuviesen recién hechos. Y eso que todavía no ha empezado la fiesta de verdad, o sea, la de las mentiras, que tendrá lugar entre los días 6 y 20 de Mayo. Será como un gratis total donde todo vale. Hasta creerán que nos van a engañar. Pues no. Ya hemos visto antes la película y sabemos cómo acaba.

Los candidatos saldrán a la calle eufóricos, dispuestos a empapelar todo con sus fotos municipales y autonómicas, fotos retocadas, con sonrisas y todo, sin atisbos de ese mal gesto, asesino, que nos pusieron cuando les preguntamos por aquella partida presupuestaria cuya aplicación ahora no se ve por ningún sitio. No, esa cara de mal vino no saldrá. Escucharemos las promesas bonitas de siempre en las visitas a los colectivos más numerosos y sensibles.

Cuando todo termine, ¿quién se acordará de lo prometido? Unos se irán a casa derrotados, por no decir con el rabo entre las piernas que suena muy mal, y otros a celebrarlo con cava nacional, aunque la revolución proletaria vaya por dentro. Sí, pero ninguno quitará sus pasquines de vallas y fachadas, que afearán el paisaje hasta que lleguen las otras tormentas, las del verano.

El próximo jueves seguiremos repasando el panorama más próximo. Veremos en qué limpiezas se emplean los aspirantes a ediles y munícipes.
*******************************

jueves, 24 de marzo de 2011

EL PRECIO DE LAS GUERRAS

Mintras no depongamos las alarmas no encontraremos la felicidad.

Cuesta trabajo entender para qué sirven las guerras. No sabemos muy bien cómo empiezan, pero siembre vemos sus resultados finales: grandes pérdidas en cada batalla ganada, aunque el bando vencedor haga muescas triunfales en su sarta de medallas, con el cuchillo de matar.

Mientras no depongamos las armas y luchemos solo con el diálogo, no conseguiremos aproximarnos a la felicidad. Si seguimos matando, no servirán para nada los esfuerzos que hacemos por conquistar todo, porque ese todo solo será sufrimiento y pobreza. Que pregunten a los libaneses de Bengazi, Al-Marj o Ajdabiya, ciudades devastadas de Libia.

Producir esas ruinas, materiales y humanas, habrán costado dinerales incalculables, y más, mucho más, reparar los daños causados. Los gobernantes que mueven los hilos de la UE y la OTAN no piensan en eso; les atrae más emplearse en conseguir el mando militar contra Gadafi. Enzarzados en ello andan los unos y los otros. ¡Qué vergüenza!

Si los responsables fuesen normales, y en lugar de hacer negocios con las vidas y otras monedas de cambio condenable, sumaran todos los presupuestos bélicos de sus respectivas naciones y supieran ver lo que se puede hacer con tanto, a lo mejor no disparaban ni un tiro. Eso contando con que sus corazones tuviesen un pálpito —solo uno— de sensibilidad.

Según información reciente de la Ministra de Defensa, Carmen Chacón, la participación de los ejércitos españoles en esta guerra de Libia nos va a costar 25 millones de Euros. En 2010, las misiones de nuestros militares en el exterior costaron casi 800 millones. Muchísimos, con los que se podría quitar mucha hambre, dar mucho bienestar y administrar justicia coherente a los pueblos que sufren, ¿no creen?

jueves, 17 de marzo de 2011

¡OOOOLÉ! (y II)

No reciben a nadie, sólo limosnas en billetes de 500€

En el camino de vuelta, desde Zaragoza a Madrid, no pude dejar de pensar en los hechos que me llevaron a tierras aragonesas. Hay materia para muchas reflexiones concluyentes:

Se barajan varias cantidades robadas a las Cistercienses, pero ellas dicen que sólo son unos ahorrillos; cuestión subjetiva del concepto de las cifras. El gremio de ladrones y butroneros debe estar muy mal —ya lo he dicho otras veces— cuando se dedican a robar cepillos en los monasterios, en lugar de atracar a los bancos, como dios manda. La policía está más ocupada en averiguar el origen que el paradero de los billetes desaparecidos; parece como si las delincuentes fuesen las pobres religiosas, o que ellas no pudiesen ser ricas. ¿Por qué los políticos sí y ellas no? Los primeros no dicen cómo se lo llevan, tampoco pagan al fisco. Las monjitas sí que dicen como ahorran: reuniendo limosna a limosna, haciendo trabajillos diversos y con mucha austeridad. Las autoridades del trinque pretenderán ahora que las saqueadas se confiesen ante Hacienda. Ellas dirán que no, natural; ya se confiesan con Dios (con mayúsculas) todos los días.

Lo primero que tiene que hacer el ministro de los dineros y todos los ministros es declarar lo suyo y pagar; y luego aprender de las monjas aragonesas a conseguir superávit en los balances de ingresos y gastos, para gozar de tesorería excedentaria. A lo mejor, sin mucho esfuerzo, ven que hay que producir más y derrochar menos: menos coches caros, menos comilonas, menos viajes pagados, menos escoltas, menos políticos y cargos inútiles y ningún pelotazo ni “eres” fraudulentos. Así que hala, a trabajar. Y ¡Oooolé por las monjitas! Un premio para ellas. O dos, si invierten sus ahorrazos en iniciativas que mejoren la vida de los demás. Amén.
**********************

domingo, 13 de marzo de 2011

¡OOOOLÉ! (I)

Imposible entrar. El convento está rodeado de prensa y curiosos.

Pido perdón por no llegar a tiempo a la cita del jueves. La demora está justificada. Puedo explicarlo todo.

Enterado del robo que han sufrido las monjitas mañas de Santa Lucía, pensé ofrecerles una buena nueva, sustanciada en NETWRITERS, S.L. (NW), proyecto acorde con sus consignas religiosas: compartir, hacer amigos, etc. Todo en el mundo de las letras, del arte en general. Con ese objetivo me fui a Zaragoza, convencido de poder ayudar.

Los alrededores del convento estaban tomados por periodistas especializados, prensa del corazón, patrullas policiales, pobres pidiendo y curiosos que no daban nada. Con tanto estorbo, imposible entrar. Decidí llamar por teléfono. Hablé con la superiora. Le dije que sentía mucho lo del atraco. Me aseguró que ella, más. Me atreví a decirle que, siendo tan listas y juiciosas, suponía que no tendrían todas las gallinas en el mismo corral, que guardarían más billetes en otros escondites y que los zorros del dinero podrían volver. Le aconsejé invertir en NW, con posibilidad de suscribir tantos bonos como quisieran en una emisión única. Sus ahorrillos estarían seguros y cobrarían buenos intereses. Todo legal. También le expliqué que NW ejercería de expositor universal para las obras de la “hermana pintora”; y además, a través de la red, podrían explicar al mundo cómo tener más con tan poco, cómo reunir millones con unos ingresos modestos y limosnitas de nada.

Todo fue del agrado de la abadesa, pero de momento, habiendo tanto revuelo, tenían que esperar, dijo. Confidencialmente me advirtió que ya había tenido ofertas similares: de la familia Ruiz Mateos y de varias Cajas de Ahorros con problemas de liquidez. Le gustó eso de NW. Me dio las gracias por todo y colgó.

Y yo, hala, a Madrid otra vez.
 ***********************


jueves, 3 de marzo de 2011

RECTA FINAL

Los decentes tienen todo muy difícil, pocos tendrán suficiente para pagarse una residencia

Después del Instante Inexorable de la muerte del padre de Juan, mis personajes, que no quieren dejar de sentir dolores, dicen que ven llegar la jubilación, y lo hace muy deprisa, a pesar de venir cargada con una mochila llena de incertidumbres.

A sus edades, deberían atisbar un horizonte placentero, de esperanza, después de tantos años cotizando, pues no. Dándole vueltas a la imaginada rueda del futuro, su porvenir no parece muy halagüeño. De los hijos, según está el mundo, no esperan mucho, y de los “estados de malestar” intuyen mucho palo y poca zanahoria.

Con estas perspectivas, temen el momento en que, por desgaste físico, tengan que depender de terceras personas. Juan Cruz, el protagonista de La otra mirada, apostilla que, además de la pena de verse en un estado decrépito, hay que pensar en el dineral que costarán los cuidados de los mayores. Todos no van a tener la suerte de Zacarías, del que se ocupa Glori y le paga una buena residencia. Ninguno de esta pandilla espera algo así, y ninguno tendrá suficiente para pagarse esos gastos con la pensión y los escasos ahorros que puedan tener.

El protagonista de El camino que no era, desde el otro lado de las rejas, que por no tener no tiene ni nombre, dice que los decentes lo van a pasar muy mal. Sin embargo él, un ratero de tres al cuarto, se ríe del mundo: sin cotizar ni pagar impuestos, tiene resuelto eso de la residencia. Pronto quedará en libertad, pero asegura que ya sabe cómo volver a la cárcel para disponer de techo, comida, médicos, cultura... Todo gratis, a costa de los que pagan al fisco, que, por falta de posibles, no quieren hacerse viejos. Los contertulios se han enfadado mucho, claro, pero alguno ya está pensando cómo robar la caja de Hacienda o secuestrar a un ministro.
*************************
NOTA: Para una mejor comprensión del texto hacer clic sobre lo escrito en rojo y leer.