jueves, 26 de agosto de 2010

MAS SOBRE LOS FONDOS PÚBLICOS

Jardineros infieles hacen que florezcan negocios que perjudican a los débiles

Cuando apareció la reflexión anterior en este blog, llegaron a mi buzón personal alejandro2153@hotmail.com varios correos identificándose con Juan Cruz y pidiéndome que abundara sobre el tema: El fisco y la administración de lo público. Agradecido por el seguimiento de mis lectores más fieles, intentaré complacerlos a riesgo de errar, pues son mis personajes —la calle— quienes opinan. Yo solo trascribo lo que dicen.

Es evidente que los servidores de la Hacienda Pública, que nos deben respeto y eficacia, no hacen bien su trabajo. Pensando en ello, me viene a la cabeza El jardinero fiel, film de Fernando Meirelles, que muchos recordareis. Igual que en la película, los mandados del Ministerio de Sanidad o de las Consejerías Autonómicas compraron cantidades industriales de vacunas contra la Gripe A, que solo sirvieron para inyectar beneficios al laboratorio de la patente y para jeringarnos a todos.

Muchos equipos deportivos modestos, no hablemos de asociaciones culturales, están a punto de desaparecer por falta de las subvenciones que hasta ahora recibían. “Los fondos públicos ya no dan para tanto”, dicen. Sin embargo los irresponsables del asunto viajan a todo vuelo y mejor plato allí donde hay un campeón español, que no necesita a nadie para ganar. El objetivo del capitoste: salir en la foto.

Esos son sólo dos ejemplos que demuestran lo mal que trabajan nuestros representantes. Hay más. Otra muestra es que sólo acosan con la vara más dura a infelices como Juan Cruz, y no se atreven con los ricos porque si los presionan se llevan sus fortunas a otros paraísos fiscales, y así nos quedaríamos sin un valioso potencial económico. Ese dineral, negro como el carbón, solo calienta los fogones de los acaudalados, pero los cuantiosos impuestos que no pagan ellos los perdemos todos.
 

jueves, 19 de agosto de 2010

LOS FRAUDES DEL FISCO

El contribuyente paga mucho y recibe poco

Juan Cruz, el de OTRA MIRADA, encontró el camino recto gracias a la cieguita que le dio el sobre. En estos dos años se ha culturizado. Ahora es un hombre de bien, integrado y respetable, pero asegura que su vida ha cambiado poco, a pesar de las apariencias. Ayer compartimos un Chacolí. No está a gusto, y no culpa a una ideología ni formación política en concreto, sino a la gestión económica de lo público

—No te pareces en nada al desconocido que detuvo la policía a punto de cometer un atraco. ¿Te acuerdas? —le dije.

—¡Me acuerdo!, pero las cosas no son tan distintas.

—No digas eso.

—Tengo trabajo, sí, pero todos los meses me quitan una pasta. Había oído hablar de los fraudes fiscales, pero no sabía yo que Hacienda defraudara tanto.

—No, hombre, no. Hacienda no, defraudan los contribuyentes.

—Ah, ¿no? Hacienda administra nuestras perras. A mí no me dan cuentas ni me piden parecer. No sé tú, yo pago mucho y recibo poco. Eso me huele a engaño, ¡a fraude!

—No pienses mal. Hay un presupuesto, un control del gasto...

—¡Tapaderas! La cabra se la mama el que la tiene cerca. Cuando baja la hucha suben el IVA, los carburantes, las multas.¡Qué cacería. Me siento perseguido, como siempre: antes porque el que robaba era yo, ahora porque son ellos los que me quieren robar. Solo hay una diferencia: de ratero no tenía horarios ni disciplinas ni estrés. Ahora, ya ves —concluyó.

Algunos clientes de la terraza donde estábamos, conocidos míos, que escucharon la conversación, aplaudieron las opiniones de Juan. También expresaron su disgusto por el poco cuidado que ponen los administradores a la hora de gastar los fondos públicos en esta época de crisis. Es lo que hay.
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jueves, 12 de agosto de 2010

PROHIBIR

"El botellón", una molestia protagonizada por sujetos irreverentes

Heriberto sigue en el balneario de la costa. Ya sabe lo de Milagros y el doctor, pero no sufre por ello. En estos días de calor y celebraciones locales, se pregunta cómo serán las fiestas de Navaluenga, Cebreros o Cenicientos cuando desaparezcan los festejos taurinos. Cosas suyas.

La historia de los pueblos, como su legislación, cambia con el sentir de la sociedad y sus circunstancias. Algunos ácratas creían que estábamos en la era de “prohibido prohibir”, pues no. En Barcelona ya han vetado las corridas de toros. Pasando el tiempo, si la afición se pierde —que nunca sea por oportunismos políticos—, la “fiesta nacional” solo estará en las enciclopedias, como las gestas de los gladiadores romanos.

Puestos a cambiar y prohibir, habrá que pensar también en los humanos. Muchos estamos sometidos a molestias constantes, sin asistir a mataderos ni circos ni cosos taurinos.

Hay sufrimientos evitables. Sin embargo, existen molestias protagonizadas por sujetos irreverentes, consentidos, que invaden sin pudor la libertad de los demás. Por ejemplo: las verbenas y charangas de los pueblos, el botellón, los bares, las terrazas y las discotecas, que espantan el sueño de los vecinos; los perros sueltos por las calles y los excrementos que dejan en los parques y jardines. Además de los citados, hay más hábitos molestos. Algunos ya están prohibidos, pero los responsables no exigen que se cumplan las leyes con el rigor que corresponde.

La muerte de cualquier animal es cruel, aunque pretendamos justificarla con argumentos hipócritas. Las guerras, el hambre y que los chorizos campen en libertad, mientras muchos inocentes se consumen entre rejas, son salvajadas execrables y también se hace muy poco para evitarlas. Por ahí habría que empezar y seguir.
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jueves, 5 de agosto de 2010

RETIROS

"Cuarteto Salamanca". Ciclo Conciertos Aureo Herrero. El Barraco (Ávila)

Pepote se ha retirado a El Barraco. Allí pasará el verano, entre La Cebrera y El Coto, intentando curarse de sus males. A ello contribuirán los conciertos de Don Áureo Herrero. Recobrada la paz y el bienestar, volverá a su trabajo de funcionario, donde le esperará el tren que le toque de la reforma laboral.

El verano es una estación de retiros. Los mejores, los más deseables, son los que llegan en trenes cargados con principios que se abren a la vida, como espigas en su álgida madurez, preñadas de pan, de alimento conciliador. Su estancia será corta, pero festiva y placentera, como este veraneo de Pepote y el de muchos viajeros con billete de ida y vuelta, de esperanza, con deseos de volver a empezar.

También a la estación del verano llegan trenes que cierran muchas biografías. Serán como las espigas segadas antes de granar, o como las olvidadas en los sembrados hasta las lunas de otoño. Unas, por tempranas, y otras, por tardías, acabarán convertidas en mieses vanas, insensibles bajo los pedernales del trillo. Muchos humanos, unos en la mejor flor y otros con el tallo a punto de quebrar, también acabarán agostados en el epílogo del viaje definitivo, sin retorno, sin granos que aportar a la sementera de la vida.

Ningún labrador avezado segará sus cosechas a destiempo. Eso sólo lo hacen los recolectores de poltronas, retirando a trabajadores con mucho fruto en las trojes del saber, que se pierde en los lodos de las prejubilaciones, o legislando que la flor de muchos veteranos, en edad de sol y parque, se marchite en las tormentas del destajo engañoso, impagado.

Estos currantes, instrumentos políticos, después de tanto sembrar, sólo habrán llegado a una estación con paneras vacías y trenes rotos, con destino a ninguna parte.