jueves, 31 de mayo de 2012

¡QUÉ VERGÜENZA!

Pitada al Himno de España, a la Bandera y al Rey

Todavía recordamos la pitada que vascos y catalanes dedicaron, la semana pasada en El Calderón, al Himno Nacional, a la Bandera de España y al Rey. Desde la fila cero de la neutralidad, el acto se tachó de  vergonzoso.

             No todos los espectadores dieron el cante con sus silbidos. Había vascos estupendos y respetuosos; y catalanes majos también, que, digan lo que digan, hasta se gastaron las pelas. Por ello, al margen de sus ideologías, siempre respetables, merecieron la más alta  consideración y un aplauso de los grandes, aunque no se oyera. Los que silbaron lo hicieron con fuerza y algunos con cara de mal yogur.

            La Constitución define los respetos debidos a símbolos e instituciones y el artículo 543 del Código Penal contempla  las sanciones que afectan a quienes ofendan a España, Comunidades Autonómicas, sus banderas y emblemas. Una asociación catalana, quizá sabiendo esto, ya ha dicho que no querían hacer daño, sólo pedir su independencia. ¿Es un campo  de fútbol lugar para reivindicar cuestiones políticas y de autodeterminación? Se equivocaron. Así, cualquier día jugarán un partido en el salón de las Cortes. La indignación —todos estamos indignados con la situación actual— hay que expresarla como  y donde corresponde.

Si no les gustaba Madrid para Jugar la Copa del Rey, ni el Himno ni las autoridades, que no hubiesen venido. Los ganadores no hicieron ascos al trofeo, se lo llevaron. Tampoco renunciaron al potencial económico que ello suponía.

A nadie se le escapa que algunos políticos —siempre los políticos—  calentaron el ambiente: unos animando a la pitada, otros (la otra) amenazando con represiones. ¿Es que no saben hacerlo mejor? ¡Qué vergüenza!      
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10 comentarios:

La Solateras dijo...

La verdad, mi querido Alex, es que S.M. y algunos miembros de su familia últimamente han dado motivos más que suficientes para una gran pitada. Pero eso no justifica la pitada al himno, que es de todos y que también se produjo hace tres años en Valencia, cuando no habían tenido lugar ninguno de los últimos acontecimientos. La pitada es la demostración del separatismo más casposo y aldeano, y como muestra basta mirar a los energúmenos de la foto. Monarquía o República es una cuestión a debatir y creo que somos muchos los que optaríamos por la segunda opción. Pero aquí no se hablaba de eso, aquí simplemente se insultaba a España, fuera la que fuese su forma de gobierno.

Y quiero creer que esos indeseables son una minoría. Madrid estuvo lleno de vascos divertidos y de buen rollo todo el fin de semana y últimamente he tenido de pasar otro en Bilbao con motivo del encuentro de poesía y lo cierto es que es una ciudad y son unas gentes acogedoras y estupendas. Pero cinco mil energúmenos, entre cincuenta mil seres humanos, se notan mucho.

Un abrazo

Alejandro Pérez García dijo...

Querida Ana, estoy totalemnte de acuerdo con tu discurso. S.M. y los cofrades que le siguen pueden hacer con su dinero lo que les plazca, todo dentro de un orden, claro, sin faltar el respeto a nadie y sin menoscabar los intereses de quienes soportamos lo que no nos advirtieron. Después, o antes, como se prefiera, someter a un análisis profundo si de verdad su gestión es rentable comparada con lo que nos cuesta. Si es rentable, que sigan trabajando y cumplan los objetivos a los que se deben someter; si no lo es, a la calle, y que se ganan los garbanzos como todo hijo de vecino.

En cuanto a lo otro, me parece muy bien que cada cual pida lo que crea que le corresponde. Pero que lo pidan sin ofender, donde y como corresponde hacerlo. Los vascos -los conozco muy bien- es gente maravillosa. Nada tengo en contra de los catalanes, aunque sea un pueblo que conozco menos. Estoy convencido de que no silbaron todos (1/3 según la foto). Quienes lo hicieron, por lo menos una mayoría, no hacía otra cosa que echar leña al fuego que prendieron los cabecillas de turno, que no se atreven a expresar sus reivindicaciones con la legalidad por delante.

Un abrazo fuerte.

el burladero dijo...

Todo el mundo es libre de expresar sus ideas y unos son monarquicos y otros republicanos, faltaría mas, pero el respeto es otra cosa. El equipo del Atleti de Bilbao ha sido durante generaciones uno de los mas queridos de España, todos recordamos aquellos fenómenos, Zarra,Panizo y Gallinaza de tiempos pasados igual que los del Barcelona, con Cesar, y los hermanos gonzalvo Basora,Kubala. Pero cuando se ha mezclado la política con el deporte y los Nacionalismos la cosa ha cambiado. Y esto parece que ya no tendra remedio.
Saludos cordiales.

Alejandro Pérez García dijo...

En esa línea seguimos. Cada cual es libre de ser lo que quiera y de expresarse como le plazca, pero sin molestar, porque eso es herir los derechos ajenos que reclamamos para nosotros. La independencia, una estación de AVE y el aumento de sueldo, por citar algo, son bienes a los que se puede optar, pero si no se piden donde corresponde, es como acarrear agua en una cesta.

Gracias, amigo, por dejarme compartir este rato contigo, con todos. Saludos cordiales.

Emilio Porta dijo...

Siempre he dicho lo mismo: es incomprensible que unos seguidores que desean que su equipo gane la copa del rey, bueno la Copa de España, quieran estar fuera de la misma. ¿Y la Liga? Si hubiera un referendum sobre la independencia y se pusiera como condición excluir a los equipos vascos y catalanes de las competiciones nacionales...se perdería por parte de dichos independentistas. No creo que les apeteciera mucho competir a unos con el Bermeo, Lequeitio, Mondragón, etc. y a otros con el San Andrés, Reus, Hospitalet...etc.
En fin, sin comentarios...o mejor dicho, sin más comentarios.

Alejandro Pérez García dijo...

Más que un problema de fútbol, Emilio, creo que es un problema político. Hasta la competición deportiva se está politizando. Mientras que los clubes participan en todas las ligas posibles y en todas quieren ganar, los grupos radicales adscritos a partidos e instituciones, aprovechan la voz de las aficiones concentradas. La masa, fácil de manipular, expresa ante una población incalculable (la presente más la que sigue el evento por radio y TV) lo que los agitadores no son capaces de exponer donde y como corresponde. Así,como decía el otro día, ni vencen ni convencen.

Un abrazo.

Mari Carmen Azkona dijo...

Querido Alex, estoy segura que de todas las maneras hubiera habido pitada, pero las palabras de la presidenta de Madrid, utilizando el tema de la pitada como cortina de humo para tapar sus cuentas, la autorización de la manifestación de los ultras el día de la copa y, por supuesto, las últimas acciones de algunos miembros de la familia real, no ayudaron a que el tema se normalizara, es más, fue echar más leña al fuego.

Aunque por supuesto eso no es excusa, Siempre he pensado que, independientemente de que se esté de acuerdo o no con algo, lo mínimo que se debe demostrar es educación y respeto. Este tipo de acciones afean la conducta de quienes las realizan e, incluso, restan credibilidad y fundamento a las ideas que se quieren defender.

Yo desde luego, como vasca y seguidora del Athletic que soy, no me siento representada por esa minoría que silbó en el campo, sino por todos esos otros aficionados que acudieron a Madrid con un sueño y convirtieron la derrota en una fiesta.

Besos y un fuerte abrazo.

Alejandro Pérez García dijo...

Querida Mari Carmen, cómo se ve tu capacidad de observar. A pesar de la distancia has captado la esencia del acontecimiento. Como ya he dicho aquí mismo y he ampliado en FB, la pitada no habría existido de no ser porque los políticos calentaron el ambiente: unos anunciando la pitada, Esperanza Aguirre anunciando sus deseos de represión y otros aplaudiendo el alboroto. Y a todo ello hay que añadir la situación de la casa de S.M. y los inquilinos que la habitan, o la visitan, que están protagonizando episodios muy criticables.

Dicho todo esto, sobra -por no repetir- hablar del respeto que nos debemos en una convivencia que todos deseamos, además de pacífica, con el buen sabor de la generosidad y el apoyo entre los pueblos, para que unos y otros no dejen de cultivar su cultura y sus costumbres ancestrales.

Y bueno, Mari Carmen, que te voy a decir que no sepas de lo que yo siento por los vascos, su tierra, su nobleza, su alegría y lo mucho que aportan allí donde vayan. Para muestra te tenmos a ti.

Muchos besos.

Rosa dijo...

He de reconocer humildemente que no soy habitual de la tele y aún menos de ver un partido de fútbol, porque no es lo mío...

Si hay algo que rechazo de este deporte es todo lo que lo rodea, porque desgraciadamente, y no sé por qué, desata lo peor de algunos individuos-seguidores de no sé qué, pero que lo hacen suyo, como si de tener el mejor hijo se tratara. Y aún encima, como es el deporte nacional, nos enteramos todos y empezamos a tomar partido, pero del que no debiéramos.

Menos mal que aún, los jugadores siguen manteniendo ese espíritu deportivo y al final —de los pocos partidos conflictivos que he presenciado— dan una lección de comportamiento. Lo peor es que siempre nos quedamos con lo idem y recordamos, de un momento que sin duda debió ser hermoso incluso, tan sólo el comportamiento de quienes no merecen ni estas letras que estoy escribiendo.

Menos mal mi querido Alex que escribes tan bien, que hasta lo más triste merece la pena por haberte leído.

Un pedazo de abrazo tan grande como tú

Alejandro Pérez García dijo...

Gracias, amiga Rosa, por pasear por estos escabrosos parajes. Eso hace que vuestra cercanía sea más meritoria y yo os lo agradezca con fuerza, con mucha fuerza.

Te voy a confesar que he entrado dos veces en un campo de fútbol. La primera en el Bernabéu y la segunda en la Condomina. Eran los años setenta, cuando aún no tenía conocimiento -ahora tengo poco-, pero sí que recuerdo que en el primero jugaba el Madrid y el Granada, y en el segundo El Murcia con el Rayo. No me acuerdo de los resultados, pero sí que en los dos decían palabrotas gordísimas con mala uva. Lo bueno: en ambos encuentros había chicas guapísimas y muy simpáticas, a las que, como a mi, tampoco les gustaba mucho el fútbol. Consecuencia: viaje a Granada varios fines de semana; y luego a Murcia, también. Perdí la pista de las chicas, pero me hice amigo de un primo de la murciana, con el que hablo de vez en cuando.

¿Por qué cuento este rollo? Porque, aunque nos parezca mentira, aquellas cosas que nos parecen irrelevantes y poco atractivas, incluso vergonzosas, siempre dejan un poso bueno. La pitada que nos ocupa merecerá los calificativos según la opinión de cada cual, forjada con todas las connotaciones que se prefiera, pero el acontecimiento nos dejó, como bien dices, algo positivo. No todos silbaron (se ve en la foto) y muchos se comportaron con el espíritu deportivo que siempre se espera, y supieron ignorar lo que no cabe en la convivencia de los pueblos.

Besos y abrazos.