jueves, 22 de julio de 2010

LOS ROJOS DE LA ROJA (II)


Como os dije el pasado jueves, Pepote siguió con su discurso:

—Te decía que los capitostes habrán visto que para hacer cosas grandes, serias, hay que actuar con generosidad. Para eso no es necesario renunciar a culturas, costumbres ni señas de identidad, ¡releches! Ellos han visto, y así lo han dicho con todo orgullo, que esta Selección será un ejemplo para la juventud actual y generaciones futuras. No voy a negar que los futbolistas son una muestra a seguir. No lo discuto. Los rojos de la roja son piezas perfectas para la sincronización de un equipo, para meter goles, para lastimar tobillos sin que se note y para defenderse. Cualquier cosa para traerse la copa a casa. Todo eso estará muy bien, ¡releches!, pero...

Interrumpí a Pepote para que respirara y se solazara con el café, ya casi frío. Luego continuó vehemente.

—Eso no es todo, te decía. Los ejemplos, para que aprovechen a la juventud, han de ser completos. La cultura no puede faltar. ¡Nunca! Tú, que gustas de estas cosas, te quedarías sin palabras la otra noche al escuchar los discursos de la celebración. Qué pobreza de ideas, que léxicos tan malsonantes: “cabrones, ostias, puta madre, etc.”. Si es ese el modelo de sociedad que pretendemos, yo me voy otra vez con las ovejas.

Le noté un poco agitado. Intenté quitar importancia a esas maneras, diciéndole que todo era por el cansancio y el calor del momento. Sin embargo que tiene su parte de razón. Este Pepote es un poco cabezota, pero a veces sus pensamientos invitan a la reflexión. He de confesar que después dijo cosas muy interesantes. Por eso, aunque pensaba terminar ya con la trascripción, seguiré con ella. Por la extensión de las notas que tomé, el próximo jueves tendréis la última entrega.
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