jueves, 23 de junio de 2016

EL CAMBIO NECESARIO

Cuando el tejido económico y social está como está
el cambio es imprescindible.

Nunca antes titulé así una de estas reflexiones, ¡faltaría más!, pero sí que he transmitido con más frecuencia que eficacia los deseos que todos tenemos de cambiar. Lo expresamos en cada brindis, siempre con agua; no hay para güisqui. Todos queremos corregir, para bien, el mal rumbo que llevamos. Los políticos también dicen que van a hacer cambios  importantes en nuestra democracia, pero no explican cómo. Solo se disputan el poder desde las antípodas de la ciudadanía. Los que pagamos tenemos bien claro los cambios urgentes que necesitamos. Para empezar, los políticos deben aceptar bajo juramento los siguientes DEBERES:

Deshacerse de su ideario partidista, velando por  el bien exclusivo de los gobernados; ponerse de acuerdo para luchar juntos por  los objetivos prometidos y que no cobren hasta haberlos conseguido; el que muestre cualquier atisbo de prevaricación, de vagancia o, simplemente, mienta debe irse a la calle; ningún político estará en el cargo más de dos legislaturas, y sus derechos y privilegios serán idénticos a los de cualquier trabajador cesante; procurar una justicia libre y bastante, que interprete la ley puntualmente, garantizando la misma calidad para todos los grupos y estamentos sociales; han de perseguir con contundencia y en todo momento a los  corruptos y sus encubridores, exigiéndoles la restitución de lo que no les pertenece,  inhabilitarles de por vida para cargo público y  encarcelarlos, haciéndoles sufragar todos los gastos de su alojamiento y manutención… Esto solo sería el principio.

Los gobernantes que estén dispuestos a cumplir estas obligaciones, además de otras y las propias de sus cargos, estarán en condiciones de formar un gobierno de cambio. Los demás no interesan. No sirven.

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