jueves, 2 de febrero de 2012

DEL BLANCO AL NEGRO

Los bancos te prestan todo si no necesitas nada

Siendo un chico tan afanado y cumplidor, Salvador gozó de la confianza del banco desde que empezó con su negocio de fontanería. Con la crisis, le ha disminuido mucho el trabajo. Algunos días no le llama nadie, y este mes ya no ha podido hacer frente a los gastos. Ha recordado que el banco le dio una tarjeta visa y otra mastercard, con distintas modalidades de pago. No le cobraron nada y le animaron a que las usara todos los días, pagando con ellas desde el primer café de la mañana hasta el último cubata de la noche.

“Con estas tarjetas, una para disponer en efectivo y otra para hacer pagos a crédito, no vas a tener nunca problemas de dinero”, le dijo el director de su oficina bancaria. Salvador nunca las usó. El negocio fue muy bien desde un principio; siempre había un grifo que goteaba, un atasco, una cisterna que no cerraba… Parece mentira, ahora es como si ya funcionara todo.

Aprovechando las anunciadas maravillas de las tarjetas, ha ido al cajero para hacer un reintegro y cubrir algunos gastos urgentes. La máquina le ha devuelto el plástico con desprecio, acompañado de una nota: “pase por su banco”. Eso ha hecho. Le han dicho que después de atender unos talones, la letra del coche y las cuotas del préstamo que le dieron —ofrecido por teléfono—, para pagar la moto y las últimas vacaciones, la cuenta se ha quedado sin fondos, y que el sistema ha cancelado las tarjetas para evitar problemas. “¿Para evitar problemas?”, se ha preguntado Salvador con asombro. Ha prometiendo no entrar más en un banco. Tiene la bolsa del traje que compró a plazos llena de dinero negro. Con eso se irá arreglando. Cuando menos, le servirá para no ejercer de carterista, de momento, y seguir comprando jamón del bueno. Le sabría mal prescindir de él, después de haberse acostumbrado a su buen corte.
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11 comentarios:

La Solateras dijo...

Al final el banco siempre gana. En las duras y en las maduras.

Muy buen relato, Alex, lleno de ironía como la vida misma.

Un abrazo

el burladero dijo...

Ahora igual que siempre los Bancos no entienden de sentimientos, lo suyo es ganar dinero. y así como es el caso de Salvador uno termina por tener el dinero en casa y dejarse de tanta tarjeta. Los pequeños autónomos que cuando la economía iba bien eran buenos clientes para la Banca, ahora con la crisis hacen su economía sumergida y no dan cuentas a nadie.
Como siempre muy buen relato. Un abrazo

Alejandro Pérez García dijo...

Querida Ana, dices muy bien "...el banco siempre gana". Cuando el cliente tiene posibles intenta "asociarse" con él, mediante créditos, préstamos o cualquier operación bien garantizada, eso sí, para sacar pingües beneficios. Si el cliente está tieso huye de él como del diablo. Así es esto; así estamos.

Agradecido, recibe un abrazo.

Alejandro Pérez García dijo...

Todos disfrutamos con la opinión de EL BURLADERO porque siempre llega aportando ideas a cualquier entrada. Los autónomos siempre han sido una fuente de financiación barata para los bancos; les han confiado sus ahorros, casi siempre a la vista por lo que pudiera pasar, con una baja remuneración. El banco, intentando la venta cruzada, llamaba por teléfono -casi siempre a la hora de la siesta- para ofrecerle tarjetas, seguros, planes de pensiones, cualquier cosa. Sin embargo, cuando las cosas vienen mal, como ahora, al cliente fiel y merecedor, desde el director al cajero, todos le dan la espalda.

Siento tener que decir esto, pero es verdad: los bancos ganan desconfianza y dan miedo. Eso y los impuestos provocan que cada vez haya más dinero fuera de control. Ese dinero negro, dicho sea de paso, debería estar premiado, pues gracias a él -a la economía sumergida- muchos parados callan y, al mismo tiempo, como le pasa a Slvador, personaje del "articuento", siguen consumiendo.

Como siempre, agradezco tu visita y te envío un abrazo.

Alicia Uriarte dijo...

Alex, los bancos desde siempre han apostado a caballo ganador con los clientes preferentes, esos a los que no les hacía aguas el bolsillo o tenían hacienda o abales para echarles mano si las cosas cambiaban de torna. Eso siempre fue así. Se llevaron a engaño aquellos que pensaron que los bancos nos sacarían de apuros. Peor aún, algunos confiados por los consejos que recibieron en algún despacho se empeñaron para vivir por encima de sus posibilidades sin contar con los posibles contratiempos que pudiesen llegar. En fin.
Dentro del desasosiego en el que, por bien que nos vaya, nos encontramos sumergidos porque el panorama no clarea, el poder compartir dichas sensaciones comunes ayuda a ir haciendo camino.

Hoy toca unas rosquillas caseras bendecidas el día de San Blas con un café con leche bien calentito, que jolín que frio hace.

Un fuerte abrazo.

Alicia Uriarte dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alejandro Pérez García dijo...

Querida Alicia, en Castilla siempre decían las personas mayores que "Tanto tienes, tanto vales". Ese era el termómetro por el que se guiaban los bancos a la hora de prestar dinero. Luego, en los tiempos modernos, las corrientes inflacionistas empezaron a marcar la rentabilidad de las inversiones a través de la especulación. A partir de ahí los bancos prestaron dinero guiados por la avaricia, pensando que el mejor cliente era el que menos capacidad de reembolso tenía, ya que sus garantías, en continua revalorización, cubrían con creces los riesgos contraídos. Lo malo es que esas garantías, esos pisos hipotecados, ahora, en lugar de valer más, como pensaban, cada día valen menos. Ellos, los bancos, son quienes se equivocaron y ahora quieren que sus deudores paguen la factura de lo que ellos, y solo ellos, han roto. Así estamos.

Como siempre, buenísimas tus rosquillas, Alicia. Agradecido por tu compañía y generosidad, recibe muchos besos.

Alex

Manuel dijo...

Echaba mucho de menos estos relatos tuyos, querido Alex.

No pienso gastar ni una gota de energia con los bancos: ya me han cabreado bastante.

Un abrazo.

Alejandro Pérez García dijo...

Gracias, Manuel. Y me alegro que no gastes ni bromas con esos rufianes. Si decides gastar alguna energía hazlo componiendo versos y navegando. Navegando te encontrarás con tiburones, pero serán menos agresivos que los banqueros.

Un abrazo fuerte.

Alex

Anónimo dijo...

Si, si, unos "putis" los bancos, todos, todos, todos... aunque agradeceremos, aunque solo sea de vez en cuando, a alguno en concreto el que nunca nos faltase jamon, jamon! que vaya a donde vaya me llevo unos cuantos gramos bien cortados por el Cele, del que aprovecho hasta el tocino, las raspas, y lo que quede.
Thank you!!!
Pinta Corona

Alejandro Pérez García dijo...

¡Ay, Pinta, Pinta! Cómo te has quedado tú con la copla del jamón y cómo sabes aprovechar la llegada desde U.K. de quien tú sabes para que, de todo, te quede lo mejor. Lo mejor eres tú y quienes te reciben.

Más besazos.