jueves, 16 de febrero de 2012

CRISIS FINANCIERA

Antes 250.000€. 80% de hipoteca (200.000€). Ahora 180.000€ . Sin vender.

A María Eugenia Adame.

Decía el otro día que el gobierno debe vigilar a los bancos para que no den más préstamos augurando plusvalías tóxicas y abusivas. Las entidades financieras han fomentado hábitos de consumo insostenibles. Todos sabemos que pignoran ingresos y bienes para, llegado el caso, incautarse de ello con el fin de recuperar los dineros prestados.

Esas prácticas, ejercidas sin tino, han sido las causantes de la crisis. Siempre se ha culpado de ella a la producción desmedida del sector inmobiliario. Sin embargo, el desaguisado empezó con las ficciones especulativas de la banca, a las que nos sumamos todos: gobiernos, constructoras y particulares.

Nunca los bancos concedieron préstamos hipotecarios por encima del 80% del valor de la vivienda, y las cuotas no superaban el 30% de los ingresos mensuales del comprador. Sin embargo, como vieron que las viviendas —garantías reales aceptadas— subían a cada momento, a los banqueros no les importó incrementar esos porcentajes hasta el 100% y 50 ó 60%, respectivamente. Pensaban que con las fabulosas plusvalías, en caso de impago, recuperarían el capital prestado y más. Negocio redondo. También constructoras y compradores se veían ricos a corto plazo con la evolución alcista del mercado.

Pero llegó el crac. Se acabó la demanda que absorbía todos los pisos construidos. El gobierno no hizo nada antes para evitarlo. Los inmuebles bajaron, siguen bajando. Los bancos no recuperan sus billetes, sólo ladrillos que no quiere nadie, y no tienen dinero para dar crédito a las empresas, que se ven obligadas a cerrar, aumentando las listas del paro, como todos sabemos. La mentada avaricia, intoxicada con las plusvalías esperadas que nunca llegaron, acabó con todos los pronósticos. Así no sirven ni reformas ni paños calientes. ¿Está claro?


7 comentarios:

Alejandro Pérez García dijo...

No sé si esta entrada, dedicada a María Eugenia Adame porque ella me la pidió, satisfará sus deseos. He intentado exponer con la máxima claridad posible lo que en el artículo anterior llamaba yo “plusvalías tóxicas abusivas”. Si lo he conseguido, me alegro por ella y por todos; si no, ante opiniones autorizadas, estoy abierto a debatir, “escuchar” y, si fuese necesario, reconsiderar.

Gracias y abrazos a María Eugenia, por haberme provocado, y a cuantos pasen por este sitio, a veces escabroso.

Alejandro

Anónimo dijo...

Apreciado Alejandro:

Estaba segura que atenderias mi petición y te doy las gracias mas expresivas por ello.

Tu explicacion tan clara como siempre me ha dejado totalmente satisfecha, igual que hiciste con el artículo de la temporada pasada. Esta nueva ampliacion de datos me ayuda a tener un concepto mas matizado. Gracias, un millón de gracias.

No entiendo el porque no se aclaran asi las cosas en la prensa diaria pues todos estariamos mejor informados.


Un abrazo con toda mi admiración.

María Eugenia Adame

el burladero dijo...

Esta muy claro, querido Alejandro. La avaricia rompe el saco, no se puede tirar tanto de la manta. Ahora toca recortar gastos, pero no solo con eso se puede salir del "cataclismo" en que nos encontramos. Hace falta dinero para emprendedores,pero ¿donde esta ese dinero? esa es la cuestión.
Saludos cordiales.-

Alejandro Pérez García dijo...

Estimada María Eugenia:

No tienes que agradecerme nada, al contrario; yo te agradezco a ti el seguimiento que haces, tan cuidadoso y con tanto interés, de estas "reflexiones mías". No son ajenas a nadie, ni extraordinarias, están en el ambiente que respiramos cada día.

Con tu lectura y la de otros seguidores, pocos pero muy especiales, me siento bien remunerado y pletórico de felicidad.

Saludos cordiales.

Alejandro

Alejandro Pérez García dijo...

Querido amigo de "EL BURLADERO", como bien dices la avaricia rompe el saco, y por los rotos de un saco se puede perder lo que va dentro y más. Ahora toca coser los agujeros y reparar, "reformar" lo que está tan mal hecho. Por muchas reformas y recortes, que están muy bien, tanto, que deberían haberse hecho antes, no se va a solucionar el problema de la noche a la mañana. Necesitamos poner en marcha a un país parado. Eso se hace con dinero, pero, como bien preguntas ¿dónde está? No hay. Está en ladrillos, en cemento, cada día más devaluado. Sólo podemos rezar para que salga el sol fuerte todos los días, quizá así se decidan a venir turistas de los países ricos y nos compren los apartamentos vacíos que se deslucen en la espera sobre las arenas de las playas o las faldas de nuestras montañas.

Agradecido por tu visita, recibe, como siempre, un abrazo.

Manuel dijo...

Querido Alex: como siempre haces un análisis exacto y sobrio de la situación. Y, sobre todo, muy comprensible.

Nada de esto acabará hasta que no se haga un corte de mangas a los bancos. Y eso, me temo amigo, no está por pasar.

Un abrazo.

Alejandro Pérez García dijo...

Querido Manuel:

Muchos son los cortes de manga que tenemos que hacer. A los banqueros, a los políticos, a los grandes grupos de poder social... Hay muchos, desde los medios de (in)comunicación social hasta los educativos, pasando por los sindicatos, sin ir más lejos. Nos va a costar. Estoy convencido de que si nos rebelamos a tiempo, seremos esclavos de nuestra pasividad. Es lo que hay.

Agradecido como siempre, querido Manuel, recibe un abrazo fuerte.

Alex