jueves, 10 de febrero de 2011

¿QUÉ TAL?

Los inmigantes llegaron un día a España, seguros de encontrarse con la tierra prometida.
Ahora se van porque no tienen trabajo.
  
Mal, aunque dijera la canciller alemana Ángela Merkel que “España ha hecho los deberes y va por buen camino”. Nadie discute que el camino sea bueno, pero los hallazgos son malos y las cosas del dinero no están bien. Lo veremos si nos damos una vueltecita por los alrededores más próximos:

El Ayuntamiento de Fuente el Saz está inmerso en un expediente de regulación de empleo (ERE) porque no puede pagar a sus trabajadores. Los hosteleros de Madrid aseguran que registran unas pérdidas de casi el 30%; así, muchos negocios han cerrado indefinidamente. El precio de las viviendas de segunda mano ha bajado un 6%, y en el mercado de alquiler la morosidad es alarmante. En un pasado muy reciente los telediarios anunciaban la entrada masiva de inmigrantes ilegales procedentes de África, ahora ya han empezado a saltar la valla para volver a su país, después de quedarse aquí sin trabajo. Si las entidades financieras presentaran sus balances sin trampas y las inspecciones de los organismos (in)competentes actuaran como deben, veríamos la debilidad del sistema financiero; para muestra sirve un botón, digo Botín, que sólo ha ganado este año más de ocho mil cien millones de Euros (¡pobre!), un 8,5% menos que el año pasado.

Por último, en uno de los barrios ricos del Madrid postinero, hemos podido saber que los cacos se llevaron de una caja de ahorros, a golpe de cuchillo y pistolas, once mil Euros. Fueron detenidos, y la policía averiguó que las armas de fuego las habían comprado con una tarjeta sin fondos en las rebajas de una juguetería, y que el navajón lo cogieron del escaparate de la propia entidad, donde mostraba la cacharrería que regala a los clientes cuando compran cualquier producto de su oferta.

Y ahora, respondan, ¿qué tal? Muy flojo todo, ¿no?


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4 comentarios:

La Solateras dijo...

Si es que hasta los cacos se han venido a menos.

Siempre tu aguda mirada de la realidad.

Un abrazo

Alejandro dijo...

Ya lo ves, Ana. Estos pobres rateros tienen que atracar ya con lo peor. En la crisis de los noventa atracaban con grifos. Ahora ya ni eso.

Gracias por volver. Un abrazo.

Alejandro

Manuel dijo...

Querido Alex: yo me suelo guiar por aquello del principio de conservación de la Energía. O sea, que no se crea ni se destruye, sino que se transforma.

Y, me temo, lo mismo debe ocurrir con el dinero. O sea, que si ahora no está en nuestros bolsillos, debe ser porque está en otros. Porque lo que no me creo ni para atrás es que todo un planeta clame coreando aquello de "donde están las llaves, mataríle...".

Nos están sometiendo a un injusto suplicio pseudo-retórico, y yo me aburro. Sobre todo me aburro de impotencia. Hay veces en las que me animo a seguir el curso de las noticias económicas; pero siempre pierdo a los puntos.

Y la sensación es la misma en cada caso: ¡Pero será posible!... Me están engañando otra vez. Lo malo es que si no me engañan es casi peor, porque quiere decir que me entero de que lo intentan.

No están los tiempos para bromas, pero el humor es lo único que nos va quedando, como la antesala de la resignación.

Pero hoy me siento feliz porque el pueblo egipcio ha conseguido acabar con otra "cleptocracia". Si ayer Mubarak decía que en Septiembre, hoy se ha marchado con el rabo entre las piernas y, esperemos, sin demasiado oro entre las manos. Ojala que Jordania, Yemen y otros muchos, les sigan en este camino que, quizá, apunte hacia la liberación de los pueblos.

Nosotros no tenemos contra quien luchar. Esa es la mayor deventaja que nos aprieta. No nos han cortado el Facebook ni el Twiter... ¡Lástima!: quizá hubiese sido una solución (que diría Kavafis).

Alejandro dijo...

Querido Manuel:

Estás en lo cierto cuando dices que el dinero mantiene los principios de la física. El dinero que entra en un bolsillo sale de otro. Lo peor es que a veces, con más frecuencia de la deseable, nos disfrazan los números y cuando descubrimos el valor real de las cosas pasa lo que está pasando. Ya hemos dicho en varias ocasiones –y he dedicado un artículo en exclusiva a ello— que hay más viviendas construidas de las que se necesitan y además mal gestionadas. Los últimos compradores, los que compraron para especular, ven ahora que por el apartamentito que pensaban revender con buenos beneficios no paga nadie ni lo que costó. Eso es un ejemplo muy doméstico y cercano, pero si lo comparásemos con inversiones monstruosas en empresas que antes producían y ya no -o no tanto-, o en participaciones bursátiles del amplio abanico del fantasmagórico mercado financiero, veríamos que eso del “DEBE – HABER” ¡no está! Eso es lo malo. En otras crisis, el dinero que figuraba en las cifras aparecía en las cajas o en valores reales de activos en poder de quienes supieron engañar. Luego prestaban el dinero y se enriquecían cobrando réditos altísimos. Eran momentos difíciles, pero las empresas pequeñas, los negocios familiares, salían adelante aunque fuese pagando usuras. Ahora no, ahora los que prestaban aquellos dineros ya no lo tienen, porque, ciegos por la avaricia, invirtieron sus ganancias reales en bienes (males: ladrillos, empresas, grupos, etc.) que ahora no valen nada, o valen poco. Asi nuestra nómina empresarial está en una situación agónica y aumentando cada día mas las listas del paro. No sé si me habré explicado con claridad.

Poco más que añadir a tu comentario, Manuel, que agradezco mucho como siempre, porque siempre hurgas un poco más en las llagas que a todos nos duelen. El mundo está revuelto y estamos asistiendo a rebeliones/revoluciones que, mientras se resuelvan sin violencia, debemos aplaudir. Aunque sólo sea por eso, que no nos falte una chispa de humor.

Un abrazo.

Alex