jueves, 20 de enero de 2011

FUMADEROS

El humo es lo único que pulula con plena libertad.

Los responsables del orden todavía no han acabado con los grupos que se reúnen de día o de noche para beber en plena calle, y ahora, además, tendrán que ocuparse de los pobres fumadores, ateridos en rincones callejeros, casi clandestinos, donde dejan las toses, las colillas y sus malos humos.

La nueva ley antitabaco, que como tantas cosas palaciegas se ha hecho a plazos y mal, también ha quedado incompleta: no contempla la posible existencia de fumaderos. ¡Mecachis! ¿Dónde se toman sus güisquis los bebedores? ¿Dónde buscan la suerte los tahúres? ¿Dónde se juega a los bolos? O ¿dónde se practica el amor de pago? Cada actividad, cada vicio, tiene su escenario. Cuesta entender por qué los fumadores no tienen, como todos, su espacio.

Con esto se pone de manifiesto, otra vez, la ineficacia de esta ley y su contenido discriminatorio. Los legisladores podrían haber legalizado los fumaderos y, de paso, inventarse un canon especial para hacer caja. ¡Qué ineptos!

No han sabido preservar todos los derechos de los no fumadores, y encima coartan la libertad del que quiere fumar. En primer lugar, los que no fuman tienen que aguantar el parloteo de los fumadores en la calle a cualquier hora, la presencia del humo —el único que pulula con plena libertad— y el decorado que pintan las colillas por los suelos. A todo esto, a los del cigarro no se les facilitan las cosas para que puedan envenenarse a su gusto; eso si, sin molestar a nadie.

Quizá lo que pretende esta ley es que los fumadores dejen el tabaco y se libren de enfermedades y sufrimientos. Si es así, que se diga abiertamente y, en lugar de abrir fumaderos, que acaben con las tabacaleras y cierren los estancos. ¿Lo uno y lo otro? Las leyes no serán tan torpes, no; pero algún día…
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18 comentarios:

Emilio Porta dijo...

El artículo más inteligente y mejor escrito que he leído en ningún sitio desde que se ha aprobado la Ley. Y lo dice alguien que está a favor de la Ley.
Este párrafo es excepcional:

"La nueva ley antitabaco, que como tantas cosas palaciegas se ha hecho a plazos y mal, también ha quedado incompleta: no contempla la posible existencia de fumaderos. ¡Mecachis! ¿Dónde se toman sus güisquis los bebedores? ¿Dónde buscan la suerte los tahúres? ¿Dónde se juega a los bolos? O ¿dónde se practica el amor de pago? Cada actividad, cada vicio, tiene su escenario. Cuesta entender por qué los fumadores no tienen, como todos, su espacio.
Con esto se pone de manifiesto, otra vez, la ineficacia de esta ley y su contenido discriminatorio. Los legisladores podrían haber legalizado los fumaderos y, de paso, inventarse un canon especial para hacer caja. ¡Qué ineptos!"

Dicho esto, en cuánto a mis opiniones sobre el tema de fondo, me voy a remitir a lo expresado por mi en el blog de Ana Montojo (La Solateras). Yo creo que, además de por intereses, todo gobierno debe buscar el bien general. Desde ese punto de vista, creo que el interés y la salud de la población no fumadora (70 por ciento ) debe estar por encima del de la fumadora. Independientemente de eso - y tan importante o más - hay que garantizar la libertad de todos. Y decía yo: si alguien quiere suicidarse...no hay que impedírselo. Pero...aqui viene el pero: al suicidarse, por favor, no se tire usted por un puente debajo del cual circulan personas, pues, al caer, aparte de matarse usted, puede matar a alguien. Y esa es, exactamente la cuestión. El que pasea por debajo del puente no hace daño al que se tira desde arriba, pero no al contrario. Es decir, Alex. Si yo tengo una alergia ( que es mi caso) problemas de garganta o respiratorios, asma...etc. no tengo por qué quedarme en casa, no entrar en una tasca, etc. Ni tampoco los trabajadores no fumadores tienen que estar ocho o más horas tragando humo todos los días. El tema es complejo. Tú lo resuelves muy bien: Abránse Fumaderos. El problema es que los Fumaderos...por si solos, no valen, serían como el cuarto de tu casa...o la esquina de la calle ( y estos lugares salen gratis ) tendrían que servir copas, comida, etc...y entonces ya tendríamos otra vez el vuelta a empezar.
Pero es una buena idea: Permitan que haya locales también exclusivamente para fumadores o amigos de estos que admitan el daño posible. Por eso dije que tu artículo era inteligente. Lo es.
Un abrazo.

Alejandro Pérez García dijo...

Querido Emilio, creo que en lo fundamental, en que todos debemos convivir en libertad y armonia, estamos de acuerdo. Pero no es nada fácil. Ahora es el tabaco y dentro de poco puede ser el ruido de las motos y los humos de los coches. Todos agradeceremos que los legisladores dicten normas que mejoren la calidad de vida de todos los ciudadanos. Tendremos que reclamar lo que nos asista en Derecho, pero de una forma eficaz y que nos beneficie a todos. Yo también estoy de acuerdo con una Ley que regule el consumo del tabaco, en aras a garantizar la salud del que no quiere fumar, pero esta que acaban de promulgar es discriminatoria. Los fumadores y los no fumadores, como digo en el artículo, no mejoran sustancialmente su situación. Sigo abogando por los "fumaderos": lugares exclusivos de reunión para fumadores, donde se podrán vender copas, comidas y lo que demande el cliente. Igual que en los bingos, en los casinos y en las casas de chicas.

En fin, Emilio, esto que ahora es tan controvertido, con las reformas que surjan o por la costumbre que cunda en nosotros, acabará siendo un tema del que, como tantos, dentro de poco, nos habremos olvidado.

Agradecido por tu visita, recibe un fuerte abrazo.

Alex

Emilio Porta dijo...

Mi querido Alex...los no fumadores ( y todos los que les afecta el tabaco por salud ) si han mejorado su situación...es evidente. Pero permíteme que copie en tu blog mi última observación en el blog de Ana Montojo, que supongo que aparecerá en su apartado-debate sobre el tema, que también lo tiene. Es este:

Querida Ana...Francisco Rico es totalmente contestable en algunos de sus puntos, fundamentalmente, en el de faltar a la verdad en su P.S. lo le que convierte en un cronista poco fiable.

Independientemente de ello, lo auténticamente incontestable es esto:
Todos los que razonan, con razonamientos incontestables, en contra de la Ley y a favor de la libertad de fumar en cualquier sitio...son fumadores.
Todos los que razonan, también con argumentos incontestables desde su punto de vista, sobre la oportunidad y necesidad de la Ley...son no fumadores.
Conclusión: la Verdad no nos hace libres...sencillamente porque todo es subjetivo, no hay verdades - como hace tiempo sabemos unos cuántos - y porque, a la hora de debatir, no se debate. Las posiciones están predeterminadas...y no por la razón...sino por el uso. Cada uno cuenta la historia...según le va en ella, ¿no te parece?.
Y esto, amigos todos, esto si que es incontestable.
Un abrazo y, para ti, mi cariño siempre, Ana.

Port

Ah, la "boutade" de Francisco Rico, en su artículo de El País, como yo señalaba era..."no he fumado un sólo cigarrillo en mi vida"...Claro, ha fumado muchos.
Evidentemente, para mí, F.R., aunque escriba bien, deja de ser un hombre de palabra.

Bueno, Alex, como ves, el tema tiene un punto claro: la objetividad no existe.
Un abrazo enorme, campeón.

Emilio Porta dijo...

Por lo demás sigo pensando que el mejor artículo que he leído y el mejor razonamiento de un fumador sobre el tema, es el tuyo. Porque es inteligente, razonable, y propone. Un poco utópica la propuesta si es. Pero lógica. Pero sobre todo, lo que me gusta es como dices lo que dices. Un abrazo grande con toda mi amistad, afecto y reconocimiento...por lo que tú sabes. Vamos a ver qué dicen otros amigos en este tema. Estoy deseando leer a Mari Carmen, je, je. Ya sabes que es de las que ha decidido "morir" con las "cajetillas" puestas. Que yo lo entiendo, Alex, que lo estáis pasando mal...Lo que pasa es que no os dáis cuenta de lo mal que lo hemos pasado durante mucho tiempo los no fumadores...
Y por tí, que sepas que si tu me pides, a pesar de la alergia, que abra un ojo y me eches todo el humo de un Ducados...bien sabes que lo haría.

La Solateras dijo...

Mi querido Alejandro, mi enhorabuena por este magistral artículo, escrito además, creo, con la objetividad de no ser fumador. Como ves, Emilio, hay excepciones que confirman la regla general de que la ley la atacamos los fumadores y la defendéis los no fumadores. Esto es así en un altísimo porcentaje, pero hay gente, como Alejandro, con objetividad y sentido común independientemente de su adicción o no.

En cuanto a la "boutade" de F.R., lo que dice literalmente es: en mi vida he fumado un solo cigarrillo, sin el no; por lo tanto deduzco que todas las fotos en las que aparece fumando se las debieron de hacer en el momento en que consumió ese único truji.

Besos a los dos.

Alejandro Pérez García dijo...

Naturalmente, querido Emilio, cada cual echa la leña a su lumbre. Antes de seguir te diré que mal te echaría el humo a los ojos: llevo casi ocho años (desde el 10-2-2003) sin fumar; nunca imaginaría que después de tanto tiempo siguiera oliendo a nicotina, lo digo porque me incluyes en el bando de los que fuman. Lo conseguí después de muchos intentos y me costó lo que no soy capaz de explicar. Quizá por eso entiendo lo que sufre el que quiere fumar y no le dejan (yo era de tres paquetes diarios) y lo que sufre el no fumador o ex-fumador con el humo de los demás. Lo importante es que unos seamos respetuosos con los otros y los legisladores piensen en la salud y en la libertad de todos, pensando que siempre es mejor educar que prohibir.

La mayoría de los no fumadores han ganado con la nueva ley, pero los que fuman no tienen donde suicidarse con la tranquilidad de antes. Y habrá que preguntar a las familias que viven encima de un bar cómo aguantan eso del "cigarrón" permanentemente, día y noche: el humo y la cháchara (el pasado fin de semana presencié una riña muy desagradable). Por eso, aunque parezca utópico, los fumaderos podrían resolver algunos problemas, y no me parece que sean objeto de una iniciativa tan irrealizable.

En cualquier caso, amigo Emilio, lo mejor es dejar de fumar. Creo que en eso tú, como muchos, sí que estarás de acuerdo conmigo.

Seguiremos discrepando.

Un abrazo sin humo.

Alex

Alejandro Pérez García dijo...

Querida Ana, no sabes cómo me honra tu visita. Una confesión: siempre que entro en tu blog y veo esa mano y ese cigarrillo humeante me transporta a un pasado donde conviví día y noche, minuto a minuto, con el tabaco. Hoy me siento liberado de la esclavitud que eso supuso para mi. Comprendo muy bien al que fuma y disfruta con ello, igual que entiendo a quien se siente víctima del humo ajeno.

Reitero mi llamada al respeto, a facilitar la vida a los que fuman y a los que no. Si fumar es malo, y lo es, las autoridades sanitarias deberían potenciar los programas contra el tabaquismo, educando, con tratamientos eficaces de desintoxicación. No se puede prohibir el "fumeque" con una mano porque tenemos que parecernos a los paises desarrollados, y luego con la otra acariciar con alegría los impuestos millonarios recaudados. Ante todo coherencia.

Gracias, Ana, por participar en el arreglo de estos rotos, quizá imposibles.

Un beso,

Alex

Anónimo dijo...

Je, je..el avatar de tu blog, Ana, es toda una bandera. ¿Sabes, Alejandro? Lo que pasa es que los ex-fumadores....como tú, Jesús y otros...en el fondo, sois unos nostálgicos impenitentes del humo. Y te digo la verdad, personalmente, no tengo nada contra el tabaco. Mi alergia ( ojos y garganta ) sí...pero reconozco que no es la misma estética la de un café con humo que sin humo...Sí, parece que falta algo. Otra cuestión es la de la ropa...la de tiempo y Ariel que vamos a ahorrar...
Otro abrazo a los dos.

Port

Alejandro Pérez García dijo...

Sigo estando de acuerdo contigo, querido Emilio, en la salubridad que hemos ganado en los locales públicos. De eso no hay duda, yo también lo aplaudo. Pero tenemos que seguir progresando en beneficio de todos. Sigo pensando que los FUMADEROS aportarían una buena solución. Luego argumentaré mi determinación, pero antes diré que me gustaría ver qué soluciones plantean otros al respecto. Voy a lo que voy:

1º).- Con los FUMADEROS desaparecería de la calle la figura molesta del "cigarrón", parecida al botellón, que antes no existía y ahora sí; o, mejor dicho, antes solo la veíamos en horas laborables en las proximidades de centros de trabajo. Ahora, de día y de noche.

2º).- Hasta ahora, sólo han ganado comodidad los no fumadores en los locales públicos, que están limpios. Pero los fumadores ven coartadas sus libertades de manera discriminada y, además, perseguidos.

3º).- En los FUMADEROS sólo entrarían los fumadores. Allí se tomarían sus copas y echarían sus humos sin molestar a nadie, ni en la calle ni en ningún sitio. En los fumaderos, que deberían estar señalizados y bien definidos, no tendrian por qué entrar los que no fumamos.

No sé si ha quedado clara mi exposición y mi defensa en favor de lugares que ponga a cada uno en su sitio. Y ya no hablo más de estos "negocios" porque parece que ya estoy pidiendo la licencia para uno.

Abrazos y buenos humos.

Alex

Mari Carmen Azkona dijo...

Menuda la que tenéis montada aquí... falto yo, una fumadora confesa, y, por supuesto en contra de la prohibición. No voy a repetir los mismos argumentos que di en el blog de Ana porque, como dice Emilio, todos podemos buscar argumentos que sustenten nuestras opiniones.

Yo creo que entre el todo y la nada tiene que haber un punto medio que no se ha sabido o no se ha querido encontrar. Cuando una normativa, necesaria para la convivencia, no tiene una base lo suficientemente lógica que la sostenga no se debe, como se ha hecho, pasar a la prohibición y a la persecución. Eso sólo lleva a crear bandos y enfrentamientos.

Yo estoy de acuerdo en que se habiliten lugares o locales en los que se pueda fumar. Si en su momento se exigieron medidas para los no fumadores, locales acondicionados...no entiendo por qué no se permite hacer lo mismo con los fumadores.

Regular es bueno, prohibir no...y no hablo sólo del tabaco. Eso es lo que siento y pienso.

Besos y abrazos, con humo o sin humo, cada uno que elija los que desee, pero todos con mucho cariño.

Alejandro Pérez García dijo...

Querida Mari Carmen:

Lo primero agradecer tu visita a esta trastienda, donde tu presencia siempre será celebrada.

Y dicho esto, poco más voy a añadir sobre el asunto del tabaco y la ley que regula, prohíbe, enfrenta, discrimina y deja todo como estaba. Bueno, todo no: los bares y los restaurantes han ganado con la ausencia de esa niebla de humo que luego nos llevábamos a casa pegada a nosotros. Los locales ganan, pero parece que los propietarios están perdiendo clientela y quieren reivindicar moratorias o reformas. Esta ley, como todas, tiene muchos agujeros donde pueden instruirse trampas muy (in)convenientes. No faltarán, seguro.

Creo que no es tan difícil dejar que los fumadores que quieran fumar sigan haciéndolo sin que molesten para nada a los que no están dispuestos a inhalar los humos ajenos, que también tienen derecho a ello. Solo hace falta un poco de imaginación para regular, y en esto sigo insistiendo –los siento- en que los fumaderos, o como haya que llamarlos, podrían aportar soluciones. Si no me equivoco, por esos derroteros la van a emprender las federaciones del gremio, que, dicho sea de paso, quieren aprovechar el supuesto descenso de su facturación –achacable según ellos a la entrada en vigor de la traída y llevada ley- para reducir plantillas a costes reducidos. Tampoco es eso.

En fin, Mari Carmen, que, aunque poco podemos arreglar desde aquí, no nos van a faltar temas para RFLEXIONAR sobre las cosas del humo, que, por volátil, nos va a dar mucho de sí.

Gracias otra vez, amiga, y Muchos besos, los míos sin humos pero con mucho cariño.

Alex

Manuel dijo...

Queridos amigos: yo, fumador impenitente desde los 14 años de edad, aquellos años en los que si no fumabas no ligabas ni eras casi nada (publicidad real), estoy casi por alegrarme de la ley.

En serio, desde el día 2 de Enero fumo lo mismo, pero gasto mucho menos. No piensan lo mismo los dueños de los locales de hostelería que frecuento. Yo sigo comiendo y cenando en los mismos sitios; pero no hago sobremesas. Y, lo mismo que yo no hago, otros muchos no lo hacen. El gesto del hostelero “no fumador” se ensombrece al contemplar las pérdidas. Yo ahora no fumo antes ni después de la comida, no gasto en un chupito o una copa después. No me estreso y fumo a la salida. Y no ha pasado ni un mes.

No todos los locales pueden poner la hipócrita terraza que ahora va a potenciar el Ministerio. Sobre todo, por falta de espacio en sus aceras.

Hipócrita porque esta ley lo es. Botones de muestra los tenemos, directos e indirectos. Los directos, a mi entender, son las “excepciones” a la ley. Por ejemplo: en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo “SI” se ha habilitado un lugar para fumar. En los hospitales psiquiátricos “SI” se ha habilitado lugar para fumar… ¿Estamos locos o qué?. ¿Nuestros locos y parapléjicos no deben ser protegidos por el Estado de los efectos nocivos del tabaco?. Juzguen ustedes.

Los indirectos, a mi juicio, hacen referencia al celo por protegernos de un mal determinado obviando otros. Me explico: en el momento actual hay mucho más absentismo laboral por Depresión que por tabaquismo. Las bajas laborales por depresión son de muy larga duración (unos 6 meses en el mejor de los casos) mientras que las producidas por los catarros prolongados en pacientes con hábito fumador son de unos 21 días a 6 semanas. En la Enseñanza y en la Sanidad, al menos, es el motivo de baja más frecuente.

La ley es hipócrita, se mire por donde se mire. No persigue la salud de la comunidad: constituye una “caza de brujas” con muy poco sentido desde el punto de vista del futuro económico del país. Creo que, precisamente este, no era el momento más adecuado para ella.

El tema discriminatorio ha sido maravillosamente abordado por Alex, así que no voy a abundar más en ello. Querido Alex, no estoy de acuerdo con ciertas frivolidades: muchos locales pierden clientela y/o espacio de clientela. Esto conllevará pérdida de puestos de trabajo y menos ingresos en las arcas de la Seguridad Social, con grave peligro para la caja de pensiones, que ya está, a día de hoy, bastante maltrecha. ¡Por favor!: pido unas miras un poco más amplias en materia de Economía.

Pero voy a exponer algunas cosas que mi hijo (no fumador y antitabaco manifiesto) me habló ayer durante la comida:

El intervencionismo estatal, Sr. Porta, puede hacer que, mañana, un agente gubernamental visite su casa con pleno derecho y opine (por ley), que el ambiente es insalubre y que los ácaros anidan en el orden natural que vd. ha establecido. Por tanto, un oficio le avisará que tiene un plazo determinado para solucionar el asunto o, si no, los servicios municipales se harán cargo de ello. ¿Qué le parecería?.

O bien, puede que algún extraño mecanismo, que hace años no sospechábamos los fumadores, haga que controlen los minutos de cepillado de nuestros dientes después de las comidas. Una voz le dirá: ¡Ah, no, sr. Porta, le faltan 45 segundos de cepillado, continúe…”. O nos dirán: “Sr. X, no ha tomado hoy su frutita, tan sana y con tanta vitamina C”.

Alguien dirá “eso es exagerar”… Si, lo es. Como exagerar es que no me den oportunidad de fumar en algún lugar que no sea la calle o mi propia casa. ¡Ojo!, que en el coche, dentro de nada, nos lo van a prohibir. Al tiempo.

Reflexión final: en un mundo carente de estímulos, se necesitaba perpetuar la imagen del bien y el mal. Hay que dar al ciudadano un valor por el que luchar. Hoy por hoy no lo tenía. Ahora sí, ya lo tiene. Y las estadísticas de las “denuncias” va subiendo, con gran alegría del legislador. ¡Dios nos salve de la picota!.

Manuel

Emilio Porta dijo...

Sr. Martinez Carrasco, mi muy estimado amigo:
Por la presente le manifiesto mi absoluta renuncia a defender más la Ley una vez que ponga este último comentario. Y es lógico, pues siempre me he considerado un anarquista, y no se que hago defendiendo a la autoridad. Debe ser porque, desde el 1 d Enero, parece que respiro mejor y mis ojos lloran menos. Pero la razón fundamental es mi cariño hacia mis amigos fumadores...y ex-fumadores que se acuerdan de sus viejos tiempos.
Evidentemente, estoy contra de toda prohibición que afecte a la libertad, salvo en casos que a mi me parecen de sentido común, como los siguientes:
1) El del suicida que, al elegir tirarse desde un puente ( el suicidio no debe ser prohibido, cada uno que haga lo que quiera con su cuerpo ) elige puentes por debajo de los cuales pasan personas que, sin comerlo ni beberlo, se pueden ver afectados por la caída del suicida sobre sus cabezas.
2) Individuos que, como en Estados Unidos ocurre, pueden comprar un arma libremente sin control de ningún tipo. Las armas, normalmente, matan gente.
3) Personas que, debido a una compulsión y el hecho de que lo necesitan, van a un bar con un spray tóxico y empiezan a fumigar el aire del local.
4) Personas que desean cantar libremente y lo hacen en medio de una película en un cine, o en una audición, o en medio de un recital poético.
5) Personas que fuman y exhalan el humo en lugares públicos a los que no tienen por qué no asistir no fumadores a tomar una copa o un bocadillo, algunos de ellos enfermos crónicos de asma, alérgicos al humo del tabaco, etc.
6) Individuos cuyos vehículos expulsan por su tubo de escape humo negro por una mala combustión de su vehículo contaminando la ciudad.
7) Personas que arrojan, desde su casa, basura a las calles caiga donde caiga, incluidas mondas de naranja y cáscaras de plátano.
8) El mismo caso que el de las personas que, ejerciendo su libertad, arrojan una cerilla en un bosque, o prenden una hoguera para asarse unas chuletas y luego la deja, aunque haga viento, encendida y se van.
8) El caso dueños de perros que, ejerciendo la libertad, la suya y la del perro, llenan de mierda las aceras lo que no es plato de buen gusto, pues pueden pisarla desde niños a ancianos, incluso usted o yo.
En todos estos casos alguien debe proteger la libertad del que no causa con su conducta ningún perjuicio. Espero que, en alguno de estos casos, esté usted de acuerdo conmigo.
A mi, si fuera un pirómano, me jodería mucho que coartaran mi libertad. Y no digo nada lo que me fastidiaría tener que limpiar la mierda de mi perro - por eso, entre otras cosas, no lo tengo - de las aceras.
Por lo demás sabe que mi amistad y afecto por usted están al margen de nuestro distinto modo de ver la libertad individual.
Suyo afectísímo. Ah!...una rectificación. En el blog de Ana señalé el hecho curioso de que todos los que atacan la Ley son fumadores...y los que la defienden no fumadores, con alguna excepción que confirma la regla, lo que me llevaba a decir que todo es subjetivo y que el debate era inútil. Tengo que hacer una rectificación, no la de que el debate no sea inútil, que es evidente que lo es dado que todos mantenemos nuestra postura en función de como nos sentimos ante la medida, sino en cuánto a los que atacan la disposición. Añado: son fumadores, ex-fumadores...y personas que les afecta a su interés personal ( hosteleros) es lógico. Sin embargo ahora estamos en Enero...supongo que el tema cambiará con las terrazas y cuando haya algo más de dinero, que todo cuenta.
Un abrazo, Manu. Disentimos en el tema, pero se que no por esto vas a dejar de cuidar la salud y querer a tu amigo...

Port

(Alex...te repito que tu entrada me parece excelente. Entre otras cosas nos hace comprender que la Teoría de la Relatividad no sólo se refiere a la Física)

Anónimo dijo...

Alejandrito has bordado el artículo. ¡Vaya opinantes que tienes ahi! A mi esto de la ley también me hace pensar. No contenta a nadie. Los que más sequejan son los bares, que hablan de muchas pérdidas pero yo veo que el que siempre se ha tomado el cafelito o la copa en el bar sigue tomandolo aunque sea fumador. A la puerta de estos establecimientos hay muchos clientes fumando y colillas en el suelo, no creo que vayan alli solo a fumar. El tabaco o el no tabaco no creo que tenga la culpa de que no se gaste, también esta la cuesta de enero. Ahora hablan de terrazas y algunos no tienen ni donde ponerlas.

Bueno ya lo dejo que me lio y luego te mosqueas conmigo.

Saludos.

Luis Martin

Alejandro Pérez García dijo...

Querido Manuel:

Agradezco tu paseo por este patio donde sabes que eres bien recibido.

Qué me vas a contar a mí de la edad temprana a la que empecé a fumar y de las luchas que he tenido siempre con esa esclavitud. Me justificaba diciendo que a mi el tabaco no me hacía daño, y que lo pernicioso de verdad era madrugar para ir al curro y aguantar a los fantoches, a los desaprensivos y a los explotadores que había –y que hay-- en el mundo.

Hace ocho años, lo dejé. ¡Qué liberación! Cada día me alegro más. Con un poco de suerte el tabaco ya no me mata, pero estoy seguro de que la parca vendrá cuando quiera con otro pretexto. Mientras tanto habrá que vivir aunque sea sufriendo leyes discriminatorias e hipócritas y con las represiones que traigan consigo. Ante esos desmanes, levantaremos la voz para expresar nuestras quejas y evitar despropósitos que nada resuelven, por muy bendecidos que estén por la (in)justicia.

Estoy de acuerdo contigo y con la mayoría de las apreciaciones vertidas sobre esta Ley Antitabaco. Lo digo desde el punto de vista de un exfumador. Me molesta el humo pero comprendo a los fumadores y respeto su libertad con la misma fuerza que reclamo la mía. Esa es la cuestión: regular y preservar los derechos de unos y otros. No es tan difícil, pero esta Ley sólo ha conseguido limpiar los locales públicos de humo. Es mucho pero, a parte de eso, solo ha hecho discriminar y dejar todo peor que estaba. No voy a añadir más.

Siento mucho si has percibido en mis palabras frivolidad al mezclar este asunto con la economía, tema –para mí— nada baladí, que me preocupa mucho y al que aplico unas miras tan amplias que me permiten ver las consecuencias graves que estamos sufriendo. Hay que ser cauto y, puestos a mirar, habrá que hacerlo en todas las direcciones. Las cuotas de mercado, querido Manuel, no solo han disminuido en la hostelería, también en otros sectores no relacionados con el tabaco. Nuestras miras han de llevarnos, además, a analizar otros motivos. Te creo cuando dices que ya no tomas el chupito en el bar después de comer; sin embargpo, sé que otros no han dejado esa costumbre. También tendré que creer a quien me decía ayer que familias con niños que antes no iban a bares y cafeterías ahora empiezan a hacerlo.

Si apuntaba el otro día que se avecinaba una reducción de plantillas en el sector a costes reducidos, es porque me consta que Confederaciones de Hosteleros se reunieron el jueves para tomar medidas encaminadas a la incoación de Expedientes de Regulación de Empleo. En muchos casos habrá razones más que sobradas para ello, pero conociendo el paño no es difícil suponer que habrá muchos empresarios que, sin motivos suficientes, se apunten a esos despidos baratos. Hay que evitarlos porque por ahí, por esos agujeros, en los últimos meses se nos han escapado innecesariamente cantidades ingentes de dinero de las cajas del estado, de las cajas de las pensiones, como tú muy bien dices. Y si seguimos con las miras, Manuel, veremos como algunas autonomías van a gastar nuestro dinero, el de los no fumadores también, en subvenciones destinadas a mobiliario urbano, aplicable a la instalación de terrazas de los hosteleros, que no verán resueltos sus problemas y encima la vecindad tendrá que soportar los ruidos y las molestias callejeras. O sea, más de lo mismo. Menos mal que los fabricantes de estufas de exterior han agotado existencias, en beneficio de su cuenta de resultados.

Bueno querido Manuel, por nada quiero que veas en esta arenga nada adverso a tus opiniones. La amistad y el cariño están por encima de las leyes y sus controversias. Solo he pretendido ampliar matices que quizá no sirvan para nada, solo para cansar.

Gracias a todos por debatir. Besos y abrazos.

Alex

Alejandro Pérez García dijo...

Querido Emilio:

Nunca te des por vencido a la hora de opinar. En cada idea hay matices nuevos, enriquecedores. Si bien no podemos pretender que sean compartidos en su totalidad, sí que nos asiste la presunción, si no la certeza, de ser respetados. Tú sabes que cuando el debate se sustenta en esos cimientos es siempre instructivo. No hay motivos para renunciar a ello. Decía el ensayista Joubert que “Es mejor debatir una cuestión sin resolverla, que resolver una cuestión sin debatirla”. Aunque solo sea por eso nunca hay que rendirse; se puede hacer un punto y aparte o tomar un receso, pero celebrando la aportación que se recibe y se transmite a los demás. Aquí habéis expuesto contenidos muy importantes. Fíjate qué verdad tan grande nos regaló Joubert: nosotros, que debatimos, no vamos a resolver los males de la Ley Antitabaco, y será así porque los legisladores, por no debatirla, la han dejado como está, mal y con pocas soluciones. Los temas no se agotan, nosotros nos agotamos en nuestros planteamientos subjetivos y tenemos que renunciar. Si es así, que sea “hasta luego”, hasta ahora mismo.

Cada cual vemos la feria como nos va en ella. Personalmente sigo opinando que para los que fuman y los que no fumamos esta Ley es injusta y discriminatoria. Lo único bueno que ha conseguido es sacar el humo de bares y restaurantes, como le decía a Manuel en mi respuesta. No es poco, pero no ha cumplido con su cometido esencial: regular con equidad; es decir, beneficiando a todos. En eso falla. Y en eso estamos todos de acuerdo. No obstante, querido Emilio, aunque tú pienses que mi propuesta es una utopia, sigo pensando que los FUMADEROS resolverían muchos problemas.

Cualquier cosa menos prohibir por prohibir. Siempre es preferible educar antes de llegar a esos grados de represión que tú, con vehemencia plausible, enumeras en tu comentario.

Querido Emilio, agradezco tu buena predisposición para anteponer a todo, incluso a la desazón que producen las opiniones contrapuestas, la calidad de la amistad y el cariño que reina entre los comentaristas que de una forma u otra hemos opinado, y seguiremos haciéndolo. Presumo que Manuel piensa lo mismo; aunque, por ser fumador –no sé si más o menos que Ana y Mari Carmen— tal vez sea el más guerrero, epíteto que empleo con el cariño que merece.

Abrazos y besos para todos.

Alex

Alejandro Pérez García dijo...

Amigo Luis:

Como has visto que en el otro blog no se ha roto nada, y encima Emilio te ha tratado de amigo ¡hala!, también has venido a este. Sabes que me gusta que leas, que navegues por mis blogs y los de mis amigos. Tú me dices muchas veces: “No te metas en camisas de once varas”. Aplícate el cuento. Sobre todo no incordies, somos amigos y te digo esto con la misma sencillez que me lo dices tú. Y como estamos en confianza, aprovecho para decirte que antes de poner el punto final repases las faltas de ortografía, sobre todo los acentos. No pones ni uno. Ya hablamos el otro día de esto y del nuevo Diccionario: se han suprimido muchas tildes, pero no todas. Te digo esto para dejar las cosas claras, pues sé que dices a los amigos que lo que sabes lo aprendes de mí.

En fin, querido Luis, te agradezco tu atrevimiento, que para mi es muy importante, y te felicito por tu aportación al tema de los fumaderos.

Un abrazo.

Alejandro

Anónimo dijo...

Fumadores y no fumadores...
visto desde los dos puntos de vista, no hay mas que abstraerse y ver el asunto desde fuera: el que hace mal, el que fuma, el que contamina, el que molesta, el que huele, el que ensucia, el que gasta y se gasta... ese es el apestado y a ver si con un poco de suerte, constancia y objetividad, ese punto de vista tambien llega pronto a Espana y los fumadores dejan de ser tan egocentricos y se tragan ellos solos su vicio y su humo, que la peninsula, una vez mas, esta a la cola de Europa.
Besos Alejandro!
Tu Pinta Corona.