Si el hambre ocupa en la persona el lugar de la razón...
Todos sabemos que las reformas y los recortes no crearán empleo, por lo menos a corto plazo. El mismo presidente del Gobierno así lo ha reconocido. La huelga de hoy tampoco hará que España se ponga a funcionar a pleno rendimiento. La austeridad y las protestas han de alimentarse en épocas de abundancia. Ahora, hacer economía es sinónimo de reparto de miserias. Pero claro, cuando todo sobra los objetivos son otros, y nada tienen que ver con ahorrar, que es lo que procede en tiempos de bonanza. lo hacemos al revés. Así nos va.
Hay un refrán castellano que dice que “Quien de joven no ahorra ni trabaja, de viejo no come y duerme en paja”. Si es duro dormir en el suelo, más duro es pasar hambre, sobre todo si son niños los que se acuestan sin cenar. Un millón de personas pasan hambre en España. Es muy triste, más si pensamos que buena parte de nuestros impuestos van a tapar agujeros producidos por excesos, comilonas, gastos prescindibles y errores cometidos por quienes no merecen la confianza de los contribuyentes. ¿Qué pensarán de ellos los que hacen cola para recibir la caridad de un mendrugo de pan?
El hambre, como el paro, aumenta cada día. Las ONG que en silencio hacen frente a este problema, con los recortes, no podrán atender la necesidad primaria más elemental: comer. La ayuda pública para estos menesteres ha descendido un 5%, y se anuncian deducciones de hasta el 20%. Uno no se atreve a despejar la incógnita “x” en la siguiente ecuación: 5%/1000.000 = 20%/x. La resta presupuestaria es imprescindible en asignaciones económicas a cargos públicos, dietas, transportes, etc., pero con el sustento humano no se juega. Si el hambre ocupa en la persona el lugar de la razón, pueden producirse acontecimientos lamentables, que nunca olvidaremos.
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